Todas las emociones son útiles. De no ser así nuestro cerebro evolucionado las hubiese ido desechando (el cerebro humano es muy económico, pero ya hablaré de esto otro día). Esta afirmación podemos no entenderla muy bien cuando nos encontramos atrapad@s en un periodo de tristeza, ya que percibimos de una forma subjetiva que es muy desagradable.
Pero, ¿para qué sirve la tristeza? Pues sirve para reestructurar nuestra mente ante una pérdida. Cuando perdemos algo, ya sea un trabajo, un ser querido, una pareja, algo material... tenemos que re-aprender a llenar nuestro cerebro. Todo el esfuerzo, el tiempo, los pensamientos que generábamos por "aquello que hemos perdido" tiene que ser ocupado por nuevas cosas, nuevos pensamientos y al cerebro esto le cuesta un mundo. La inactividad propia de la tristeza es perfecta para realizar este proceso de vaciado-llenado. Nos ayuda a adaptarnos a una ausencia, promueve la resignación, genera un trato considerado por parte de los otros, nos conduce al recogimiento, reflexión y a un mayor contacto con la realidad.
Aceptar la tristeza es el más difícil todavía en una sociedad que rechaza de plano esta emoción, en la que existen miles de productos, imágenes, lugares, programas, actividades para que no nos sintamos tristes ni un instante. Por supuesto que esto es un error. Para superar una pérdida, un duelo hay que estar triste, si no, es más probable que éste se cronifique.
Así que no pasa nada por tener un día de sofá y manta... puede sernos muy, muy útil.
PD: Aprender a estar tristes no es nuevo en la Historia. Muy al contrario, la mayoría de religiones y sociedades tienen procesos de duelos establecidos ya que se entendía que era el desarrollo natural que debía seguir la persona tras una gran pérdida. El problema ha venido con el rechazo sistemático de esta emoción de la cultura occidental, que ha desnaturalizado esta etapa por la que pasamos tod@s antes o después. Como muestra os dejo un link de cómo vive el duelo la comunidad judía.
http://www.aishlatino.com/e/cdv/48421167.html
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