Mostrando entradas con la etiqueta 21 tips para ser feliz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 21 tips para ser feliz. Mostrar todas las entradas

3.- Sólo importa lo importante

"Lo urgente
no deja tiempo para lo importante"

Nuestra vida está llena de pequeños fuegos cotidianos que tenemos que ir apagando. Corremos de un sitio a otro y gastamos gran cantidad de tiempo y energía en mil cosas, que, si aprendemos a mirar con perspectiva, no son esenciales.

¿Qué es lo que verdaderamente importa?

¿Qué recuerdos quieres tener?
¡Actúa para conseguirlos!
Evidentemente es una respuesta que tiene que encontrar cada cual y no es tan fácil.
Hay un ejercicio en psicología que puede darte algunas pistas:

La mecedora

Cierra los ojos y respira profundamente. 
Imagínate en una mecedora el día que cumples 100 años.
Imagina dónde está esa mecedora, en qué casa, dónde está ubicada, cómo es...
Mira a tu alrededor y fantasea con quién estarás celebrando tu cumpleaños. ¿Mucha familia? ¿Gente reconocida? ¿Amistades? Mira cada uno de los rostros y piensa de qué los conoces.
¿Sobre qué es la fiesta? ¿Sobre los méritos profesionales? ¿Familiar? ¿Qué están diciendo sobre ti?
Ahora da una vuelta por el lugar en el que te encuentras. Tu casa. ¿Qué hay? ¿Tienes fotos? ¿Sobre qué? ¿Qué recuerdos decoran las paredes? ¿Cuadros famosos? ¿Souvenirs de viajes? ¿Pinturas de criaturas?
Es el momento de observarte a ti. ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras de salud? ¿Cómo piensas?


Lo que quieras recordar cuando tengas 100 años es lo que importa.
Todo lo demás, es ruido.

                                                       USA PROTECTOR SOLAR



Aléjate de la catastrofización

Catastrofizar es, como la psicología no cuenta, una distorsión cognitiva que se basa en dar mucha importancia a acontecimientos que, objetivamente, no la tienen. Ésto que así explicado parece una pamplina, lo hacemos mucho más de lo que piensas.
Por ejemplo:

Llegas tarde a una cita importante. En un momento dado se te caga un pájaro en la manga de la chaqueta.  Los pensamientos que se te pasan por la cabeza son del tipo: todo me tiene que pasar a mí, es que es lo peor que me podía ocurrir, precisamente hoy, tengo muy mala suerte y un largo etcétera que todo el mundo hemos recorrido alguna vez.

Aprender a poner las cosas en perspectiva es muy importante para la forma en la que nos tomamos lo que nos ocurre.
De 1 a 10: ¿cuánto de malo es que se me haya cagado una paloma en la manga?
Pues probablemente sea un incordio, una molestia, pero no pasará del 1. En cambio, si lo posiciono en un 7 u 8 se convertirá en un problema capaz de amargarme todo el día.

¿Esto significa que no me puedo enfadar porque lo que me ha pasado no es tan grave como un terremoto en el que he perdido todo lo que tengo?
Ni mucho menos.
Enfádate lo que quieras. Sólo que siendo consciente de que te enfadas por algo que no es una catástrofe. No es muy probable que seas feliz si cualquier pequeñez te provoca emociones como si de grandes acontecimientos se trataran.

Así que ya sabes... Importa aquello que tú consideras que es importante. Aprender a valorar los acontecimientos en su justa medida hará que tu respuesta sea adecuada a la intensidad. De esta manera no te cansarás con nimiedades y podrás enfocarte en lo esencial.

La novedad en la rutina


La vida, aunque vivas en Hawai, termina por ser rutinaria. Por norma general, nos levantamos a la misma hora, vamos al trabajo y tenemos un ocio (si tenemos la suerte de tenerlo) que es siempre igual. Llega un momento que hacemos de nuestros días una copia exacta del anterior, no porque queramos (o al menos no la mayoría) sino por costumbre. Piensa sólo un minuto... ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo nuevo?

Hacer cosas nuevas nos hace más felices

Durante la juventud hacer cosas nuevas es relativamente común sobre todo porque estamos disponibles . Quizá es cierto que tenemos algo más de tiempo libre, pero no es el motivo principal, lo que ocurre es que aún estamos buscando "lo que nos gusta". Y... una vez lo hemos encontrado ¡se acabó! Vas a los mismos bares, lees los mismos autores, te juntas con las mismas personas. Y no es que estas conductas sean perjudiciales ni mucho menos, si eres feliz así, genial y a otra cosa,  el problema es que por norma general la rutina termina por aburrirnos, cansarnos y, en el peor de los casos, deprimiéndonos. Siendo así, es curioso comprobar cómo preferimos quedarnos con nuestros hábitos aun sin que éstos nos hagan sentir demasiado bien...

Aprender cosas nuevas, tener relaciones con gente diferente, viajar a lugares desconocidos, pueden, en un principio, generarnos cierta "desazón". Miedo, vaya. Aunque no nos lo admitamos. Para ello nos llenamos de excusas y nos decimos que no tenemos tiempo, o dinero o que realmente no nos gusta tanto la danza... Todo para no salir de la zona de confort (se está tan bien en la zona de confort...). Aún así, si al final decidimos asomar la nariz, los beneficios son incuestionables:

- Aprendemos más y mejor. Ante un estímulo novedoso, nuestro cerebro forma recuerdos más potentes. Una especie de gimnasia cerebral.



- Fomentamos la plasticidad neuronal. En contra de lo que se creía hasta hace muy poco, el cerebro tiene la capacidad de cambiar a lo largo de todo el ciclo vital. Introducir "elementos sorpresa" aumenta esta neurogénesis.

- Nuestra visión del mundo se expande y por lo tanto somos más flexibles y tolerantes.

- Aunque al principio cueste un poco, sólo un primer paso va a provocar que cada vez nos cueste menos y menos enfrentarnos a cosas desconocidas.

- Aumenta la sensación de flow y por lo tanto, de bienestar subjetivo.

- Volver a sentir la emoción de la primera vez... Ese pellizco que parece que te abandona a cierta edad reaparece cuando comenzamos a hacer cosas nuevas.

- Tienes un conocimiento más profundo de ti misma. Probar nuevas actividades hará que descubras pasiones que no sabías que tenías o que abandones sueños que siempre pensaste que era lo tuyo.

Es fácil hacer cosas nuevas, y no estoy hablando de hacer paracaidismo o viajar a Bali (que si quieres, también) es regalarte la oportunidad de probar con un deporte que nunca habías hecho o tomarte un café con la vecina a la que siempre das largas... Nunca se sabe donde podrás encontrar la felicidad.





2.- Acepta la Realidad


Aceptar

No hay nada más difícil que ser sincera con una misma... Somos capaces de engañarnos hasta el infinito para no tener que aceptar algunas realidades. Este proceso es absolutamente necesario y, según han demostrado tratamientos eficaces, lo mejor para comenzar el cambio.
Imagina que has estado en 4 empresas diferentes y en todas te has llevado mal con tus compañeras. Puede ser que seas la persona con más mala suerte del mundo, pero probablemente no. A lo mejor es que tienes mal carácter, eres muy altiva o demasiado tímida... Establecernos como víctimas de lo que nos ocurre no nos beneficia en nada ya que sólo somos el producto de las circunstancias. En cambio, si somos capaces de revisarnos y decir "Bueno, a lo mejor soy un poco gilipollas" podemos decidir si queremos aprender a dejar de serlo o no.

Esto es muy difícil hacerlo pues nuestra autoimagen se ve comprometida pero, peeeero, es mejor ponerse una vez la cara colorá que ciento amarilla.

Aceptar no es resignarse. Aceptar es mirar, ser realista, conocer desde dónde partimos.

Hay un ejemplo muy gráfico para entender este punto:

Quiero adelgazar. Para adelgazar, tenemos que aceptar el hecho de que nos sobran unos quilos. Sólo eso. Sin juicios de valor, sin no tendría que haber llegado a este punto, sin yo es que prefiero no saber cuánto peso. Me acepto, me perdono y cambio. Pero no me resigno. Resignarse sería conocer la realidad y no hacer nada para cambiarla en el caso de que no nos guste.

La primera pregunta que tenemos que hacernos es: ¿dónde estoy?
La segunda: ¿dónde quiero estar?
Y la última: ¿qué puedo hacer para pasar de donde estoy a donde quiero estar?

1.- Ser feliz es cuestión de actitud


Dice Sonja Lyubomirsky tras estar  más de 20 años investigando científicamente la felicidad que el 50% de nuestra felicidad vienen determinada por nuestros genes. Ésto es, que tenemos cierta predisposición a ser más o menos felices, como tenemos predisposición para padecer diabetes o tener altas capacidades.
El 40% de nuestra felicidad depende de las decisiones que tomemos, es decir, que tiene que ver con nuestra personalidad, cómo nos enfrentamos al mundo o cómo nos relacionamos. Este punto es muy importante porque depende absolutamente de una misma y por lo tanto, suceptible de cambiarlo y entrenarlo. Creo que es un gran hallazgo saber que la felicidad se puede potenciar, que siguiendo ciertas pautas se puede ser más feliz. No digo que sea fácil, ya que nuestro cerebro, para sobrevivir a lo largo de la evolución, ha tenido que desarrollar las capacidades de juicio, cautela y peligro... Funcionamos así, por eso, no, no es fácil, pero es posible. Hay que trabajarlo como se trabaja el cuerpo, día a día, a lo largo de toda nuestra vida.

21.- No se puede ser feliz siempre


La felicidad constante ya no sólo es imposible, es que es absurda. A todo el mundo la vida nos va dejando un reguero de frustraciones, relaciones inadecuadas, torceduras de tobillo, mierdas de gaviota en la chaqueta nueva que hacen cuesta arriba algunos días. Normal.
En estos tiempos de Instagram en los que la felicidad es casi obligatoria, parece que pasar por una mala racha es un fracaso vital. Puedes tener un mal día, una mala hora, una peor reacción. No pasa nada dentro de una vida equilibrada.

Pongo un ejemplo con la comida (que parece que se entiende mejor que las emociones)

Dentro de un estilo de vida saludable no hay ningún problema si en el cumpleaños de una amiga te comes una pizza y te tomas 4 copas. Es más, hay que disfrutar de hacerlo. Otra cosa es que sea un hábito, ya que no es compatible con la decisión que has tomado de estar sana.

Respecto a la felicidad, lo mismo. Aún siendo un entrenamiento consciente, el hecho de tener emociones negativas no debe generarnos malestar (más allá de la propia emoción, se entiende) para ello:

Comprende que todas las emociones sirven para algo. Las emociones humanas son útiles. La tristeza, por ejemplo, nos sirve para pararnos cuando algo no funciona. Un día de no quitarse el pijama puede resultar terapéutico ya que nos permite bajarnos de la vorágine de la vida y reubicarnos. No te castigues por tus días tristes o enfadados. Permítete no estar al 100%.

Dale al problema la importancia que realmente tiene. Hay días que el hecho de que no haya leche cuando te levantas para tomarte un café puede amargarte la mañana. Está bien. Tienes derecho. Eso no significa que no sepas que es una gilipollez. Enfádate, pero siempre poniendo en perspectiva la magnitud de lo ocurrido.

No te enganches. Lo que ocurre muchas veces, sobre todo si somos dadas al drama, es que ante un pequeño atisbo de una emoción negativa creemos que se quedará para siempre. La realidad es que las emociones pasan. No te quedes rumiando por qué tú, por qué ahora, cuál será la razón... Es una forma de alimentar algo que por su naturaleza, no es permanente. Es lo que llamamos el metadesasosiego, sentirnos mal porque nos sentimos mal. Si quieres ser feliz no entres en ese bucle. No sirve de nada.






Ser feliz es fácil, si sabes cómo. Ser infeliz también.
Espero que os haya sido útil.




19.- Escucha música


Que escuchar música mejora nuestro estado de ánimo es una verdad subjetiva que casi todo el mundo conoce, pero ¿qué ha descubierto la ciencia al respecto?

Música y felicidad

Al escuchar música se activan casi todas las áreas cerebrales, debido, probablemente a la cantidad de acciones cognitivas que cometemos a la vez: seguimos el ritmo, nos evoca un recuerdo, verbalizamos la letra... Quizá lo más curioso son los resultados encontrados por Blood y Zatorre (2001)  que observaron que los centros de recompensa, los que intervienen en estados de ánimo placenteros como la euforia y los derivados del consumo de cocaína, son así mismo, activados también cuando se escucha música que nos agrada. Además, escuchar música libera endorfinas y dopamina (necesarias para la felicidad) y encima reduce las hormonas relacionadas con el estrés. Todo ventajas.

¿Vale todo tipo de música?

De entrada sí. Cualquier música que consideres agradable será beneficiosa para ti, eso sí, yo como psicóloga abogo por música cuyas letras sean psicológicamente "sanas", que además de potenciar tu felicidad con el tono y el ritmo, sean capaces de ayudarte con e tipo de pensamientos que te provocan.

Las 10 canciones más felices según la ciencia

Es dificilísimo establecer esta lista ya que cada cual tiene gustos y necesidades dispares, aún así, Jacob Jolij, neurocientífico cognitivo, se tiró al charco y éstos son los resultados.

10.-  Walking on Sunshine 
    Katrina & The Waves




9.- I Will Survive 
Gloria Gaynor

8.- Livin’ On A Prayer 
Bon Jovi

7.- Girls Just Wanna Have Fun 

 Cyndi Lauper


6.-I’m a Believer 
The Monkees



5.- Eye Of The Tiger 

 Survivor


4.- Uptown Girl 
 Billy Joel

3.- Good Vibrations 
The Beach Boys

2.- Dancing Queen 

 Abba


Y como la canción más feliz de todos los tiempos...

1.- Don’t Stop Me Now 

 Queen



¿Y tú? ¿Qué canción añadirías a tu lista?

18. No critiques. No juzgues.

Lo que la gente habla de los demás
dice más de esa gente, 
que de los demás.



Y te lo propongo de la forma más egoísta del mundo. Cuanto más enjuicias, más te enjuicias a ti misma. Tratar al mundo sin condescendencia, sin compasión es el reflejo de cómo es tu diálogo interno. Por lo tanto, y no sólo por ser mejor persona, entrenar "no criticar" te servirá de rebote para no ser tan dura contigo.


En primer lugar, es difícil reconocernos como alguien crítico. Pero lo somos. Nuestro cerebro está programado para encontrar las diferencias que hay entre el resto y tú. Es una manera de compararnos socialmente y valorar nuestras propias decisiones.
Por ejemplo:
Una madre decide libremente no dar el pecho a su criatura. Un día, en la plaza ve como otra madre está amamantando a una niña de casi dos años. - Qué locura. Piensa. Con lo mayor que es... Que raro queda. Seguro que es una radical naturalista.

Es una forma de enfatizar la opción que hemos elegido como "lo correcto". Al hacerlo, estamos mostrando falta de seguridad respecto nuestras propias decisiones.

¿Cómo dejo de criticar?


Escúchate cuando te hables.

Modifica las frases absolutas. Si por ejemplo has pensado que fulanito es vago, intenta cambiar el concepto con hoy no está muy trabajador. Así será más una disposición momentánea, que un rasgo de carácter.

Empatiza. Juega a buscar los motivos. Si ves a alguien sucio en el metro, imagina las circunstancias que han podido darse para que vaya así. A lo mejor se ha caído. O viene de trabajar del campo.

Busca algo positivo. Si te sorprendes criticando mentalmente a alguien, busca inmediatamente un aspecto positivo en esa persona. Entrénate en el lado positivo de las cosas. Al final, lo harás de forma mecánica y tu grado de felicidad aumentará.


Con esto no quiero decir que tengas que aceptar a todo el mundo. Hay gente que por lo que sea no es compatible contigo. Es genial saberlo y alejarte de esa persona. Sólo que no adscribas a todo su ser una característica. "Es que es gilipollas" Mucho mejor " No me hace gracia que esté siempre haciendo chistes sobre los demás. No va conmigo"
De esta manera serás mucho más compasiva contigo misma.






"Juzgarnos o corregirnos supone aplicar la medida ajena al paño propio."
     Antonio Machado

17. Reconoce tus pensamientos negativos


Diálogo interno


Flavita Banana, ilustradora.
Filósofa.

Somos como comentaristas de nuestra propia vida.
Durante todo el día, nuestro cerebro, en forma de palabras e imágenes, va contándonos la realidad.
Este flujo de pensamientos bien dirigido puede ser brutalmente beneficioso, el problema es que la mayoría del tiempo es un discurso inconexo y,a menudo, inconsciente (inconsciente entendido como automático, es decir, que ni siquiera tenemos la conciencia de haberlo producido). Esto se traduce en una cantidad de pensamientos que no "filtramos", que no pasamos por el razonamiento y que por lo tanto damos por válidos, por verdaderos, sin ninguna prueba de realidad.
Lo primero, por lo tanto es "cazar el pensamiento". No es fácil, ya te lo digo, es un ejercicio de introspección continuo y muy cansado,sobre todo porque habrá cosas que no querrás escuchar(te).

Utilidad

No hay pensamientos buenos o malos, y diréis, pues en el título has puesto negativos, sí, por dos razones, una, para que se me entienda, dos, negativos en términos de utilidad.
Al reconocer un pensamiento, tenemos que preguntarnos: ¿es útil? Es decir, ¿sirve para cambiar algo, para mejorar de alguna forma mi vida o sólo está molestándome?

Por ejemplo:

"No tendría que haber dicho eso, soy una estúpida" (nota: los pensamientos automáticos suelen moverse en esos términos de absolutismo y maldad con una misma)

¿Es útil para ti decirte eso?

En términos de lo que ya dijiste, dicho está, por lo tanto no es muy útil en cuanto no se puede cambiar el pasado. En cambio, ¿te sirve ese pensamiento para pedir perdón, retractarte o modificar de algún modo lo ya hecho? ¿Sirve para aprender a cambiar ese comportamiento en el futuro? Si es así, es de utilidad. ¿O sólo lo estás usando para mortificarte? ¿Para repetirte mil veces lo estúpida que eres, para sentir más vergüenza, menos valía? Entonces... no sirve para nada. Aún así, siguen estando... ¿Qué hacemos?

Defusión

Imagina que conduces un autobús lleno de adolescentes. Van cantando, moviéndose, diciéndote cosas, distrayéndote... ¿qué haces? ¿Cuál es la mejor opción? Seguro que seguir concentrada ne la carretera para no tener un accidente. ¿Cuál es tu objetivo? Llevar a esa pandilla sana y salva a donde quieran que vayan y, de paso, a ti también. 
Los pensamientos son un poco esas personas molestas que van detrás en tu autobús. Pero una vez conoces tu objetivo, lo esencial es seguir hacia delante, sin distracciones, sin pararte a luchar cada vez que alguien te moleste, sin hacer caso a cada una de sus bromas... De todo lo que has leído sería feliz si sólo te quedaras con ésto:

" Eres la que escuchas, no la que hablas"

Que jamás se te olvide.

16.- Muévete


Ya sabemos que hacer ejercicio diario es sanísimo: previene enfermedades, mejora el metabolismo, quema azúcares, y un larguísimo etcétera que debería bastarnos para salir a dar una vuelta, pero es que además, es esencial para el bienestar emocional:


  1. Relaja. Es una forma natural de "quemar" estrés. Además se genera más GABA , un neurotransmisor inhibidor que mantiene nuestro cerebro relajado.
  2. Aumenta niveles de endorfinas. Las archiconocidas endorfinas son neurotransmisores que actúan como una morfina natural. Están relacionadas con el placer y con la disminución del dolor.
  3. Energiza. Aunque pueda sonar contradictorio. El cóctel de sustancias que se libera en el organismo nos hace sentir con más vitalidad, el ejercicio es una forma excelente de tranquilizar nuestra mente y poner en marcha el cuerpo. Aumenta, además, nuestros niveles de satisfacción, ya que al sentirte mejor, sientes más seguridad y por lo tanto más ganas de hacer cosas. Es un círculo vicioso de los buenos.
  4. Te ayuda a dormir. Dormir bien, descansar, es uno de los puntos más importantes para sentirnos felices; regenera el cerebro, ayuda a su plasticidad y potencia el aprendizaje. Se ha demostrado que las personas que hacen ejercicio regularmente duermen mejor. Existe una pequeña controversia en cuanto al momento de hacer deporte, ya que se supone que hacerlo demasiado cerca de la hora de irse a dormir podía resultar inconveniente. Ésto no es del todo así, ya que los estudios demuestran que el ejercicio aeróbico estimula el sueño. Aún así, y como cada persona es mundo, si es tu caso, sólo es cuestión de cambiar el momento del día.

Muy bien, pero ¿y si no tengo ganas?

Entonces eres de mi equipo. Siempre encuentro cosas mejores que hacer que ponerme en marcha. A lo largo de mi vida he adquirido una serie de trucos que me sirven. Aquí los dejo, por si te son de utilidad:

  • Vigila cómo te hablas. Esto es esencial. Si te dices: vaya mierda ahora la gimnasio con el frío que hace y lo gilipollas que es el entrenador, seguro, SEGURO, que ni vas a tener ganas de ir, ni vas a generar ganas en un futuro próximo. Aunque todo esto sea cierto, convierte las palabras (y por lo tanto los pensamientos) en algo positivo: que guay el jacuzzi que me voy a dar calentito después de entrenar. Parece una tontería, pero no.
  • Ponte metas. Me regalaron estas navidades la pulsera esa que te cuenta los pasos, la distancia y el tiempo que estás en movimiento. Me pico muchísimo conmigo misma. Intento superarme cada día, y eso es genial. Es cierto que no es una gran meta, pero a mí me sirve para, al menos, ponerme. Ponerse metas realistas, adecuadas y a corto plazo, además de motivarnos, incrementa el nivel de satisfacción y sensación de capacidad.
  • Engáñate. Nuestro cerebro tiene sus cosas. A veces, lo que da pereza es pensar que vas a tener que estar una hora y media andando. Si es tu caso, di te que sólo vas a dar una vuelta a la manzana, que estás cansada. Una vez des la vuelta, ve diciéndote, venga, pues 10 minutos aunque sea... así poco a poco, no verás la actividad como algo que no puedes abarcar. Ya sabes, un viaje de 1000 kilómetros empieza con un paso.
  • Busca algo que te guste. Si no te gusta Zumba, no vayas a Zumba. Intenta, dentro de tus posibilidades, encontrar una actividad que te guste, con la que disfrutes. Si lo que te gustan son los deportes competitivos, por ejemplo, vete con tus sobrinas a jugar al baloncesto o engaña a alguien del trabajo para echar un partido de tenis. No hay nada que desmotive más que hacer algo que no te gusta sin que encima te apetezca.
  • Recompénsate. El ejercicio ya es en sí mismo una recompensa. Vale. Pero es cierto que es una recompensa a largo plazo, por lo que en ocasiones sólo vemos la parte del sudor, el cansancio y las agujetas. Darse una recompensa inmediata es una forma de generar hábito: ve la serie que te gusta mientras estás en la bici, apúntate al gimnasio al que va tu amiga a la que nunca puedes ver, regálate un masaje después de 10 días de ejercicio... Cada cual tiene que conocer qué cosas desea para que pueda motivarse.

15.- Sé asertiva


La asertividad es la capacidad de expresar las emociones y los pensamientos defendiendo tus derechos sin olvidar que el resto también los tiene. Es una forma de comunicación eficaz, ya que permite decir lo que tienes que decir sin atacar a la otra persona y a su vez sin sentirnos culpables por dar nuestro punto de vista.

Aprendiendo asertividad

Entender cómo se puede ser más asertiva es fácil, lo difícil es incorporarlo a nuestra rutina, pero como todo en psicología, es cuestión de entrenamiento.


- Debe partir de una observación objetiva más que de una valoración genérica
 (no: “siempre me haces lo mismo” 
sino: “ayer me dijiste que ibas a venir y no lo has hecho”).

- Debe incluir la denominación del sentimiento que tiñe nuestro ánimo
 (“…por eso, me he sentido muy frustrada, ya que lo tenía todo preparado”).

- Debe hacer referencia a la necesidad personal que late por debajo de ese sentimiento 
(“Como tengo muchas cosas que hacer, necesito ceñirme a los planes”).

- Por último, debe abrirse hacia una propuesta de acción factible. 
(“Te agradeceré que, para otra vez, si no vas a venir, me avises con antelación para reorganizar mi tiempo”).

Los derechos asertivos

Toda persona (sí tú también) tiene derecho a:





14. Aprende cosas nuevas




¿Se puede seguir aprendiendo?

Sí. Durante toda la vida.
Existe la creencia popular, generada por los primeros teóricos del desarrollo, que considera las etapas vitales como una constante de crecimiento hasta alcanzar la juventud (considerado el momento óptimo) y a partir de ahí, una lenta, pero inexorable, cuesta abajo. 

Cómo creemos que es el desarrollo cognitivo
 del ser humano
Se ha demostrado, en cambio, que las personas "crecemos" o cambiamos durante todo nuestro ciclo vital gracias a la plasticidad neuronal. La plasticidad neuronal es la capacidad que tienen nuestras neuronas de regenerarse. Cuando aprendemos, cuando estamos inmersas en la repetición de una nueva tarea, creamos nuevas conexiones sinápticas. Estas conexiones se vuelven más eficaces cuanto más aprendemos. 
Y es una capacidad que no perdemos nunca.


Cómo es realmente el desarrollo humano


¿Por qué dejamos entonces de aprender?

Se debe a dos factores fundamentelas:

1) Sociedad. Se considera que aprender es una característica de los primeros años de vida. Además la duda, o la curiosidad, están mal vistas socialmente alcanzada cierta edad.

2) Ego. Individualmente creemos que lo sabemos todo.


¿Aprender me hace más feliz?

Seguir aprendiendo mantiene nuestro cerebro activo, ésto es, reforzamos las conexiones sinápticas y, por lo tanto, nos sentimos más capaces y ayudamos de forma activa a la plasticidad neuronal.
Aumenta el grado de autoestima tanto en cuanto nos sentimos competentes y vamos alcanzando metas.
Vuelve a movernos la curiosidad por el mundo. Tenemos nuevas motivaciones.
Somos capaces de ayudar con nuestros nuevos conocimientos.
Reducimos la monotonía, generamos nuevos intereses, vemos la vida con más perspectiva.

De este modo, al final, encontramos una vida más plena, más enriquecida, novedosa... porque como dijo Einstein: "Cuando dejas de aprender, empiezas a morir"



13. Admira la belleza del mundo


"Todos nos vemos obligados, probablemente muchas veces, a empezar una nueva vida. Un diagnóstico que nos aterra, un matrimonio, un traslado, la pérdida de un trabajo, de un miembro o de un ser querido, una graduación, el nacimiento de un hijo: de entrada es imposible imaginar cómo será posible todo ésto. Finalmente, lo que hace avanzar todas las cosas es el flujo y el reflujo subterráneo de estar vivos entre seres vivos.
En mis peores momentos, he salido del oscuro mundo de la desesperación obligándome a mirar firmemente, durante un largo rato, una sola cosa que me pareciese magnífica: el rojo encendido del geranio tras la ventana de mi dormitorio. Y después otra: mi hija con su vestido amarillo. Y otra: la silueta perfecta de la esfera completa y oscura que se dibuja tras la luna creciente. Hasta aprender a enamorarme de nuevo de mi vida. Como víctima de una embolia que entrena nuevas partes de su cerebro para recuperar habilidades perdidas, yo me he enseñado a mí misma la alegría una y otra vez."

Marea alta en Tucson
Bárbara Kingsolver

Mira más allá de ti

¿No os pasa a veces, que, cuando estás mucho tiempo con un trabajo, un escrito, algo, se os queda atascado? Por más que le sigas dando vueltas no eres capaces de mirar con ojos nuevos... La solución, por norma general, es dejarlo por un rato. Dar una vuelta. Pensar otra cosa. Tomarse un café. De esta forma se vuelve al trabajo con la mirada limpia, capaz de reconocer errores, de saber en qué estábamos fallando. 
En ocasiones, nos encasquillamos tanto en un problema que no somos capaces de verlo desde otro punto de vista. Damos vueltas, y vueltas y más vueltas en torno a la solución que no nos ha funcionado en el pasado. En momentos así, lo mejor es levantarse, y limpiarse la mirada.


Admira el mundo

 “Los aspectos de las cosas más importantes para nosotros están ocultos 
por su simplicidad y cotidianeidad"
Wittgenstein,  Investigaciones Filosóficas .

No es cuestión de caer en el cliché de la felicidad son pequeñas cosas porque no es del todo así. Pero sí ayuda a aprender a maravillarnos con la belleza que el mundo nos proporciona. Saber fijarnos, poder sentirnos en armonía con los que nos rodea, nos da sentido de trascendencia, según la Psicología Positiva, una cualidad imprescindible para la felicidad. 

12. Agradece


Hay, desde la Psicología Positiva, muchas definiciones de gratitud (nos encanta definir cosas, ¡qué le vamos a hacer!) de todas, yo me quedo con la de Seligman:
          
  "Ser conscientes de las cosas buenas que suceden, nunca darlas por sentado, y tomarse el tiempo para expresar agradecimiento"

Me gusta porque parte del yo, de la percepción que tenemos sobre el mundo y sobre dónde colocamos el foco atencional. Me fijo en las cosas buenas, las recibo con humildad y reconocimiento, y no creo que las merezca por que sí. Porque deben. Pensar así tiene dos vertientes positivas: por un lado, presto atención a lo que tengo, a lo que hay, a lo que suma. Atiendo a lo positivo de mi alrededor. Así potencio el flujo de pensamientos positivos. Por otro, me acerco a la gente, Reconozco que no tengo nada por mi cara bonita que diría mi madre. Lo que tenemos es un regalo, lo que las                                                                                        personas hacen, también lo es.

La gratitud y la ciencia

Tender a sentir gratitud, es decir, que sea algo definitorio en ti, se ha relacionado positivimante con otros constructos como el optimismo, la esperanza, las emociones positivas, la vitalidad, tener

11. Trátate bien

Diálogo interno

Nuestros pensamientos son, casi todo el tiempo, discursos. A través del lenguaje no sólo nos explicamos la realidad, también la generamos. Este run-run continuado nos acompaña todo el día, aunque no seamos conscientes la mayoría del día. Es importante, no importantísimo, escucharse, porque a veces nos decimos cada cosa...

¿Cómo te hablas?

No te conozco pero a ver si acierto:

Te levantas. Vas al baño, y mientras te lavas la cara te ves en el espejo. ¡Vaya ojeras! (o pelos, o grano, o arrugas) piensas. Es un pensamiento rápido, apenas accesible, en el que casi no reparas. El momento pasa, y sigues a tus cosas. ¿Crees que no te afecta? ¿Cuántos pensamientos así tienes a lo largo del día/semana/mes? ¿Cuántas lindezas eres capaz de soportar?

El primer paso: escucharte.

No escucharnos es la forma aprendida por nuestro cerebro para poder funcionar con eficacia. Si atendiésemos a cada cosa que pensamos no haríamos otra cosa. El problema es, que en muchas ocasiones, esos pensamientos generan una emoción, que, alimentada con más y más pensamientos del mismo tipo pueden llegar a afectarnos. Detectar esos ataques y saber manejarlos impide que nos genere un conflicto a nivel emocional.

Trátate como tratas al resto

Seguro que cuando llegas al trabajo y ves a tu colega no te fijas en su grano, o en sus arrugas. Eres un ser bueno con el resto de personas, ¿por qué no contigo? Una buena tarea que podemos realizar es contarnos una historia que nos perturbe en tercera persona. Imagina que te la cuenta una amiga.

Por ejemplo: 
No dejas de castigarte porque rozaste el coche de tu pareja.

Ese hecho cargado de culpa, de no tendría que haberlo cogido, tendría que haber mirado, qué torpe soy, no valgo para esto, mira que me dijo... Cuéntatelo como si fueses tu amiga. Mejor si incluso imaginas quién y su forma de contarlo. ¿Qué le dirías? ¿Qué consejos darías? ¿Crees que es tan importante? ¿La perdonarías? Seguro que si... ¿Por qué, entonces, a ti no?



10. Organiza tu tiempo


Ahora que ya sabemos cuáles son nuestras prioridades vitales, es cuestión de encontrar tiempo para las mismas. Hay una explicación muy conocida que lo explica de forma muy gráfica:

Un profesor cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con piedras del tamaño de pelotas de golf.
Preguntó si el bote estaba lleno.  La clase estuvo de acuerdo en decir que sí.
El profesor cogió una caja llena de piedras del tamaño de perdigones y la vació dentro del bote. Estas llenaron los espacios vacíos.
El profesor preguntó de nuevo si el bote estaba lleno, y volvieron a contestar que sí.
Después cogió una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor volvió a preguntar  si el bote estaba lleno. En esta ocasión le respondieron con un sí unánime.
El profesor, rápidamente añadió dos cafés al contenido del bote y efectivamente, el líquido llenó todos los espacios vacíos entre la arena.
– Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las piedras grandes son las cosas importantes como la familia, la salud, la amistad, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedase éstas, vuestras vidas aún estarían llenas. Las piedras más pequeñas son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche… La arena es el resto de las pequeñas cosas.
– Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para las piedras pequeñas ni para las grandes. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes.
Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa, para reparar la llave del agua. Ocúpate primero de las piedras grandes, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto solo es arena.
Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaban los cafés. El profesor sonrío y le dijo:
-¡Me encanta que me hagas esta pregunta! Es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay lugar para un café con una amiga.

Esta es la primera cuestión que tenemos que tener en cuenta:
¿En qué queremos gastar el tiempo?

La mejor herramienta: la eficacia



A su vez, tenemos que ser realistas y sinceras con nosotras mismas respecto dónde invierto las horas.
Cuando llegaba la época de exámenes durante la carrera, subía a la facultad a las 8 de la mañana. Muchos días comía allí. Llegaba a casa a las 8, pensando que había estudiado ¡¡12 horas!! Pero un día, en un acto de reflexión conmigo conté las horas "de verdad", las que estaba sentada, concentrada... casi no llegaba a las 2 horas. Estaba 12 horas, que en mi agenda contabilizaban como estudio y no lo eran ni de lejos. Intenté ser más eficaz. Por eso muchas veces creemos que rendimos mejor los últimos días, porque estamos enfocándonos seriamente. Es preciso descubrir qué te roba tiempo... ¿el móvil? ¿los desplazamientos? ¿las tareas de la casa? Es muy complicado cambiar hábitos, pero el primer paso siempre es reconocer cuál es el problema.

El resto, ya es cuestión de seguir estrategias que te sirvan, pero siempre atendiendo a lo que realmente importa y siendo realista con cómo manejas el tiempo.


Organízate con un planificador tan chulo como éste de Pedrita Parker



9. Haz cumplidos. Acepta cumplidos.


Por cada pensamiento negativo, generamos 5 pensamientos positivos (por norma general) tanto del entorno como de quien nos rodea, ¿por qué, entonces, nos centramos en las críticas?

Piensa mal...

Es adaptativo centrar la atención en lo que consideramos negativo de otras personas. Así ha sobrevivido el ser humano miles de años. Se reprodujo quien desconfiaba.  Así, es, somos el resultado de parejas de pesimistas y suspicaces. La sociedad ha cambiado mucho y las alertas ya no son tan acuciantes, pero eso nuestro cerebro no lo sabe, por lo que seguimos quedándonos con lo negativo que vemos, y, en muchas ocasiones, es lo único que decimos.
Recibe cumplidos como un regalo. Agradece y no juzgues.

8. Desconecta de todo.

"Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida :no necesito tanta información, tanto programa de ordenador ,tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.
Decido no intentar absorber el exceso de información .Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo."
Joaquín Argente


Soy una gran fan de las nuevas tecnologías. Creo que nos han facilitado la vida en muchos niveles y me parece casi mágico el hecho de tener toooda la información que queramos cuando queramos. Es una suerte. Ahora, como con todo, hay una parte perjudicial si no sabemos gestionarla con medida y es la necesidad de estar siempre en conexión. 

Desconecta para estar

El hecho de estar siempre pendientes de WhatsUp, noticias o las redes sociales hace que nos perdamos el momento. Ahora, lo normal es ir a una cena, o tomarse un café y que la gente esté con el móvil de forma continuada. Personas que no son capaces de escuchar un tono y no atender en el instante. La inmediatez se ha convertido en cotidiana y esto aumenta los niveles de ansiedad pues no sabemos esperar una respuesta.

 ¿Qué lo ideal es tener el tiempo y los recursos para estar una semanita en un spa? Evidentemente… pero se puede desconectar a muchos niveles… aprovecha un viaje, el metro, un baño, paseando al perro… no te lleves el móvil, no escuches la radio, no estés leyendo. Existen recursos para sólo dejar pasar ciertas llamadas, si es que esperas algo urgente, o apagar el sonido... es tan simple...
A veces donde mejor se está es con una.

7.- Disfruta


Haz lo que te gusta sólo porque te gusta

Me encanta el flamenco. De siempre. 
Y no sé de dónde me viene, porque en mi casa nunca se escuchó, ni se bailó, ni mucho menos se tocó. Pero a mí me eriza la piel. En cuanto se arma un jaleo, ahí estoy yo, intentando seguir el compás. Mal. Porque soy nula en cuanto a música se refiere. Por eso me he apuntado a una academia.  Después de un montón de años queriendo bailar, al final me he despojado de todas mis vergüenzas y estoy bailando.No porque a estas alturas quiera convertirme en profesional... Sólo lo hago porque me gusta. Me hace feliz.

Mafalda again


Pero, ¿tiene cabida en el mundo actual hacer algo que "no sirva para nada"? Nuestra sociedad, la sociedad del no perder un minuto, de aprende inglés, ve al gimnasio, ten un huerto, trabaja duro, respira aire puro, ten criaturas, produce, fórmate, trabaja más... (¡uf!) considera inconcebible la idea de invertir el tiempo en hacer algo no-productivo, algo que no te lleve a ningún lado, que no sirva para generar más. 


6.- Medita. O simplemente respira.


La meditación, una práctica ampliamente usada en Oriente durante milenios, ha irrumpido en Occidente en las últimas décadas, pues se ha demostrado que es una herramienta eficaz para rebajar la ansiedad y sentir un mayor bienestar. 

                                            Mindfulness

Mindfulness es el concepto que usa la psicología para abarcar todas estas técnicas desde una perspectiva terapéutica, sin la carga religiosa y espiritual. Al final, lo que extraemos de estas prácticas es el control de las emociones y los pensamientos, por un lado, y por otro la vivencia en el aquí y ahora. Entrenar para poder ser más conscientes del presente, sin que el chorro de pensamientos nos lleven al pasado o al futuro es lo que nos hace poder ser más felices.