Distorsiones cognitivas



Personalmente, haber aprendido a reconocer y reestructurar las distorsiones cognitivas ha sido clave para mi proceso de búsqueda de la felicidad. Una distorsión cognitiva es como una mala postura que nos está dañando la espalda. Sí, justo eso, un hábito aprendido del que no somos conscientes hasta que sentimos el dolor.

¿Qué es una distorsión cognitiva?


No quisiera entrar mucho en teorías, que la psicología está llena de palabrejas que terminan por confundir y alejar cosas que sentimos a diario. Sólo decir que su investigación científica está bastante asentada y que su reestructuración forma parte de los tratamientos más eficaces.

Una distorsión cognitiva es un error en el procesamiento de la realidad.


Imaginad el cerebro como una máquina en la que entran percepciones del mundo exterior (a través de los sentidos) y éstas son transformadas por nuestro sistema de creencias. Ésto es una acción que realizamos todos los seres humanos. Aunque creamos que no, todo lo que percibimos pasa por la "máquina" del razonamiento y la realidad es sólo nuestra realidad. El producto, lo que sale, afectará a nuestras emociones y nuestras conductas.  La pregunta que tenemos que hacernos es ¿está mi máquina rota? o mejor dicho ¿podría mejorar mi máquina para que mis pensamientos me fuesen más útiles?

Engrasando la máquina

Para cambiar lo que funciona mal de nuestra máquina tenemos que saber qué está mal. Esto suele ser complicado porque sólo conocemos a fondo el funcionamiento de la nuestra (es difícil comparar los procesamientos cognitivos con otras personas) y, a no ser que esté en muy mal estado, no solemos ser conscientes de sus taras. 
Peeeero sí que es posible reconocer que el producto no es de la mejor calidad, es decir, si nuestros pensamientos, emociones o conductas no nos hacen felices es que algo no está del todo bien. Porque ya sabéis, la realidad tiene muchas interpretaciones, sólo es cuestión de encontrar la más adecuada.

Pensamientos automáticos

Imaginad la siguiente situación: 

La profesora te pide que salgas a la pizarra a resolver un problema. En ese momento pasa por tu mente "no voy a ser capaz", "se van a reír de mí", "todo el mundo estará mirando" 

¿Te suena? Ocurre en muchas situaciones a lo largo del día, son lo que denominamos como pensamientos automáticos: la consecuencia directa de la forma en la que procesamos la realidad. Nuestros productos, vaya. Es difícil captarlos porque suelen ser cortos, directos y pasan por nuestra mente de forma casi imperceptible.  Estos pensamientos tienen gran fuerza y desgastan mucho emocionalmente y pueden llegar a ser muy maliciosos pudiendo acarrear consecuencias para nuestra salud mental. Son microbombardeos constantes a nuestra valía. Por eso es tan importante interceptarlos y refutarlos, para no creer lo que nos dicen. Normalmente, los pensamientos automáticos negativos tienen que ver con las distintas distorsiones cognitivas por lo que conocerlas y cambiarlas hará que disminuya su producción.

Pero esa turra, ya otro día.

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