¿Por qué se es más feliz en la infancia?


Estábamos el otro día en una terraza tomándonos  intentando tomarnos algo mientras mi sobrino (4 años) y mi sobrina (3) hacían la misma broma una y otra vez y se reían como si estuviesen poseídos. Iban, venían, llamaban tu atención y se partían de risa. Las adultas, en cambio, manteníamos una conversación relativamente seria cuando el caos lo permitía. En ese momento recordé la estadística:
- Una persona adulta se ríe de media 20 veces al día. Durante la infancia 400. 
Y sé que pensaréis que tiene que ver con el nivel de preocupaciones, que también, pero hay otros factores que hacen que las criaturas sean más felices, y que, por supuesto con matices, podemos extrapolar a la vida adulta.



¿Por qué son más felices?


Viven el presente. El pasado prácticamente no existe y, aunque son capaces de hacer planes, están más tiempo en el presente. El posterior desarrollo del lenguaje interno hace que en la adultez siempre estemos o rememorando o anticipando, sin apreciar el momento. La Psicología Positiva considera uno de estos puntos claves en las personas felices. Estar racional y emocionalmente disfrutando del ahora aumentan los niveles de satisfacción. El flow... que no significa hacer lo que quieres sin pensar en las consecuencias, es más bien estar realmente donde estás, sea cual sea la actividad.
Tienen tiempo libre y lo disfrutan. El tiempo libre... ese preciado tesoro entre trabajos, atascos, familia y gimnasio... Como personas adultas la meta es, en primer lugar, tenerlo, pero más importante aún: ser capaces de disfrutarlo. La pérdida de tiempo parece ser un delito no tipificado en nuestra sociedad actual, lo que en muchas ocasiones hace que sintamos como "desperdiciado" el tiempo que invertimos en el ocio. Aprender a disfrutar de algo que no sirva para nada es una de las cosas que tenemos que hacer con urgencia.

Se quieren, quieren lo que tienen y sienten satisfacción.  Llegan a la piscina y sin pensarlo se quedan en bañador. No se preocupan de las miradas porque realmente saben que son geniales así tal y como son. Su casa, su familia, sus juguetes son los mejores quizá porque no han empezado a comparar (algo que ocurrirá un poco más adelante) 
El siguiente vídeo explica mucho mejor de lo que yo lo estoy haciendo esta idea.



Respetan sus ritmos. Si tienen sueño duermen, si tienen hambre comen, (siempre que quien esté al cargo no tenga reglas muy estrictas) si quieren cantar, cantan, aunque sea la hora de la siesta. Se permiten estar de mal humor o tener una rabieta. Respetar lo que el cuerpo te pide (entended siempre que dentro de la lógica y sin que llegue a dañarnos) más que supeditarlo a las convenciones sociales  es una herramienta fantástica para estar en paz.

Viven con curiosidad. Aprenden, preguntan, les fascina el mundo que les rodea. Aprender cosas nuevas es uno de los neuroprotectores más eficaces ya que generas de forma activa nuevas conexiones sinápticas.  Pones el motor en marcha, por así decirlo. A su vez, incrementa el sentimiento de capacidad y por lo tanto, la autoestima

Hacen. La actividad continuada es, quizá, el aspecto más característico de una criatura. Se ha demostrado que la actividad física motiva la producción de las hormonas responsables de la felicidad. Por otro lado, cuando hablo de "hacer" también me refiero a actuar sin darle tantas vueltas a toooodo. Recrearse de forma obsesiva en las posibilidades, el momento perfecto, las consecuencias y soluciones nos alejan muchas veces de la acción. 
Hacer, en lugar de pensar hacer. Me quedo con eso.






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