Si quiero que me abraces, te pido un abrazo.



Estas supuestas palabras de Frida Kahlo se han hecho virales estos días y yo me quedo con la boca abierta. En una relación sana, y da igual si estamos hablando de amor romántico, amistad o familiar, hay que expresarse para que la otra persona sepa cuáles con tus necesidades.
Nadie tiene por qué leerte la mente al igual que tú tienes el derecho de no anteponerte a los deseos de quien te rodea.
El ideal de amor romántico, la creencia de que entre dos personas debe existir una conexión mística  genera un nivel de frustración que no nos permite tener relaciones reales, y por lo tanto, nos provoca infelicidad.

Leer el pensamiento es imposible tanto cuando pretendemos que nos lo lean como cuando creemos leerlo. Al convertir en realidad lo que pensamos que la otra persona necesita estamos despojando por un lado de voluntad a quien tenemos enfrente, y por otro, no estamos dando la posibilidad a la realidad de imponerse.

Parece complicado pero no lo es.

Ejemplo:

A y B no saben qué hacer esta noche.

A (imagino que B no querrá mucho jaleo pues ha salido tarde de trabajar): ¿Quieres que vayamos al cine?

B (si quiere ir al cine es porque no querrá salir de fiesta porque quiere levantarse mañana temprano): Vale, me parece bien.

A quería salir de fiesta. B quería salir de fiesta. Y al final fueron al cine.

Todo lo que estoy exponiendo aquí a lo mejor no es literario, o no queda arrebatadoramente romántico como lo es el escrito de F. Kahlo, pero bueno, siendo una genia, cierto es que no tuvo las mejores relaciones del mundo. Todo depende, imagino, de lo que estés buscando.


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