20.- Ríete

Muchos días, ante la página en blanco, tengo una estrategia que podría parecer absurda, pero que a mí me ayuda a escribir: veo, leo o escucho algo que me haga reír. Después me siento más despejada y suelo tener alguna idea. Ahora ya sé por qué.

Los beneficios del humor

La felicidad y el humor, aunque están relacionados por razones obvias, no son lo mismo, un ejemplo arquetípico es el del payaso triste, aún así, ser más feliz aumenta el sentido del humor y tener buen humor incrementa las posibilidades de ser más felices.

- Reír estimula la secreción de endorfinas. Las endorfinas son una sustancia que produce nuestro cerebro que nos sirve como analgésico y aumenta nuestra sensación de bienestar. Al reír, mandamos la señal al cerebro de generar más de estos opioides endógenos, por lo que un beneficio lógico es ayudar a mitigar el dolor. Al respecto se han realizado muchísimos estudios que avalan esta hipótesis.

- Potencia el sistema inmunológico. Aumenta el nivel de linfocitos. Además, investigadores japoneses descubrieron que ante el mismo alérgeno, el cuerpo responde con menos intensidad en situaciones en las que previamente se haya provocado risas. Que si te ríes te da menos alergia, vaya.

- Mejora la digestión y evita el estreñimiento debido al movimiento interno de las vísceras.

- Disminuye la presión arterial, aumenta la capacidad pulmonar y fortalece el corazón.

- Reduce el estrés. Por un lado relaja la musculatura, por lo que la sensación de nerviosismo periférico es menor, y por otro, disminuye las hormonas responsables del estrés. Recuerda que sólo hay dos estados incompatibles con la ansiedad: la relajación y la risa.

¿Cómo consigo reírme más?

- Promueve actitudes que te acerquen a la risa. Ve al teatro a ver una comedia, mira monólogos por internet, queda con ese amigo con el que te ríes tanto... Busca activamente cosas que aumenten tu buen humor.

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- Comparte los momentos de risas. Dicen las investigaciones que nos reímos más en compañía...

- Ríete sin ganas. Hay una corriente psicológica que defiende que podemos cambiar nuestros estados emocionales con la ayuda de ejercicios corporales. Esto es así, porque el cerebro recibe el feedback de las terminaciones nerviosas y provoca la misma respuesta que si fuesen genuinas. Por ejemplo, poner un lápiz entre los dientes activa los mismos músculos que la sonrisa. Nuestro cerebro pensará que sonreímos y activará la sensación de bienestar lo que provocará que nos predispongamos a reír. Como ya sabéis, nuestro cerebro no es muy listo a veces. Aprovechémoslo.

- Relativiza. Sólo una o dos cosas en la vida verdaderamente importan. El resto... tómatelas a risa. Exagera el problema hasta llevarlo al absurdo, así serás capaz de ver que no era tanto como creías.

- No te tomes tan en serio. Culturalmente parece que alguien con buen sentido del humor es menos eficaz o menos inteligente. Evidentemente esto no es así, no hay correlación alguna entre trabajar bien y no reírse. Al contrario, estudios demuestran que las personas que  afrontan un problema con sentido del humor generan más soluciones.  Y es que, como dijo Bourguiba: "Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión"

Por qué la risa es contagiosa

Hay muchísimos tipos de humor, lo habréis comprobado con vuestra familia y amistades: cosas que hacen reír al resto a ti no te hacen gracia, depende mucho de tu personalidad y estilo de pensamiento.

Lo que sí ocurre a casi la totalidad de la población es que terminamos por reírnos cuando estamos ante gente que se ría: la risa contagiosa. Esto es debido a la activación de las neuronas espejo, un tipo de neuronas especializadas en el llamado "cerebro social". Cuando alguien se ríe, lo primero que nos estimula es una sonrisa, ya que nuestro cerebro responde con empatía. Es la forma que biológicamente hemos adoptado para ser seres más sociales.

Experimento en el metro de Berlín sobre la risa contagiosa.