Personalización: No es nada personal




La personalización es una de las distorsiones cognitivas más comunes y que más malestar generan. La idea errónea es creer que todo lo que ocurre tiene que ver, de alguna forma contigo. Seguro que alguna vez has pensado que en cuanto limpias el coche se pone a llover o que fulanita tiene mala cara porque no le caes bien. O que las cenas siempre se organizan cuando no estás. Yo que sé. Podría poner miles de ejemplos. En un principio pueden parecer inofensivas, incluso graciosas, pero cuando este pensamiento es inflexible, recurrente y genera emociones negativas debemos atender  qué pensamientos automáticos los provocan e intentar hacerlos más adaptativos.
 
Racionalmente, sabes que lo acontecido no tiene nada que ver contigo, pero el mensaje que te das es tan contundente, rápido y creíble que lo terminas aceptando como válido. Ni lo cuestionas. Y por un error en el procesamiento de la información podemos sentir gran hostilidad hacia el mundo, como si éste conspirase para que tú seas infeliz.

Personalización: cómo reestructurla.

Como ocurre con todas las distorsiones cognitivas, en primer lugar hay que entender que lo que provoca este error del pensamiento es un proceso aprendido, por lo que puede ser modificado. Eso sí, con atención y entrenamiento, pues llevamos tanto tiempo usándolo que será costoso cambiar de hábito.

- No eres el centro del mundo. Parece que es algo malo. Pero no. Ser consciente que la gente y lo que hace tiene que ver contigo en un porcentaje mínimo es casi liberador. No eres responsable de las emociones de quien te rodea. Y, en el improbable caso que lo seas, tienes derecho a que te digan qué ocurre, y no tener que adivinarlo.

- Racionaliza. Piensa de forma objetiva si siempre hay Levante cuando tú vas a la playa o si sólo hay atascos por las carreteras que tú vas. Busca información real para rebatir tus pensamientos.

- Pregunta. Cuando creas que alguien tiene una actitud distante contigo, pregunta si es por algo que has dicho o hecho, no lo des por sentado. No os podéis imaginar la cantidad de malos entendidos que se crean por no preguntar a tiempo qué es lo que le ocurre a la otra persona.

Al final, personalizando, por una parte te haces responsable de todo lo que ocurre y te llenas de culpa y de rencor. Si tienes alguna duda sobre las intenciones o comportamientos de alguien (y te interesa saber la verdad), pregunta. Es más fácil, y muchísimo más útil que andar cavilando sobre qué habrás hecho para que sea así. Cada cual tiene mil áreas vitales que pueden influirles en su conducta. No te lo tomes como algo personal. No seas como Pepe.

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