En una aldea pequeña y pobre vivía un granjero. Sus paisanos lo consideraban afortunado porque tenía un caballo que utilizada para labrar y transportar la cosecha. Pero un día el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche los vecinos fueron a consolarle por aquella grave pérdida. Todos le decían:
¡Qué mala suerte has tenido!
La respuesta del granj
ero fue un sencillo: “Puede ser”.
Pocos días después, el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas. Enterados los aldeanos, acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y a comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: “Puede ser”.
Al día siguiente el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero ésta lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte. Pero el padre respondió otra vez: “Puede ser”.
Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, mas éste, como podemos imaginar, constató nuevamente: “Puede ser”.
Pocos días después, el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas. Enterados los aldeanos, acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y a comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: “Puede ser”.
Al día siguiente el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero ésta lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte. Pero el padre respondió otra vez: “Puede ser”.
Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, mas éste, como podemos imaginar, constató nuevamente: “Puede ser”.
..y es que nunca se sabe si será para bien o para mal..lo mejor es aceptarlo, simplemente.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.