Abstracción selectiva: lo negativo es lo que importa




Muchas veces somos como Pepe. Una situación, una persona o nuestra propia vida es valorada a través de un único componente negativo. Todo lo positivo queda minimizado y carece de importancia.
La abstracción selectiva es un hábito aprendido de pensamiento, una distorsión cognitiva que potencia que nos fijemos y tengamos más presente el aspecto menos deseable del contexto, obviando el resto de información.

Lo negativo es magnificado y termina tiñendo todo lo que le rodea.

¿Pienso yo de esa manera?

Ocasionalmente, seguro. El problema empieza a aparecer cuando se realiza de forma constante o que termine por generar malestar en tu vida. Al tener este hábito de pensamiento, toda la realidad pasa por ese filtro, por lo que, evidentemente, será difícil que consigas ser feliz ya que el aspecto negativo de la vida tiene más peso que todo lo bueno que te ocurra. Además, la falta de autoestima será patente pues de todo lo que hagas conseguirás extraer algo que no te guste.

"Los garbanzos están malos"
Cartel de sensibilización del Secretariado Gitano


Pregúntate:

- ¿Soy excesivamente perfeccionista conmigo y con quien me rodea?
- ¿Me fijo en los defectos de las cosas?
- ¿Me obsesiono con los pequeños detalles de una situación?
- ¿Saco conclusiones a partir de lo negativo que me ocurre?
- ¿Quiero dejar de centrar mi atención en la parte negativa de la vida?

Abstracción selectiva: cómo desaprender

En la nueva era de la felicidad a toda costa parece que hay que obviar todo aquello que te haga daño.
No es lo que se pretende desde la Psicología Positiva ni desde este blog en concreto. Cuando se habla de reestructurar la abstracción selectiva, lo que se intenta es que tengamos la capacidad de darle a los aspectos negativos el lugar que realmente tienen. Que ya no sean más el centro de nuestra vida y nuestros pensamientos, que no los magnifiquemos, no que los ignoremos. Son cosas distintas.

1.- La forma en la que piensas es producto de tu aprendizaje y por lo tanto se puede cambiar. ¡Confía en el proceso!

2.- La realidad puede ser observada desde muchas perspectivas. La tuya es sólo una más, y visto lo visto, no es la más útil.

3.- Haz una escala de cosas negativas donde 0 sea que te pique un mosquito y 100 que tu ciudad quede desolada por un terremoto y mueran todas las personas que conoces. Puntúa lo negativo que te ocurra de forma realista. Relativiza.

4.- Imagina que un amigo, tu hija o tu madre te cuenta ese mismo problema. Muchas veces ver el supuesto problema desde fuera hace que sea más objetivo.

5.- Genera pensamientos automáticos positivos cada vez que generes uno negativo. 

6.- Contrasta tu pensamiento con la realidad. Si sientes que nadie te quiere porque nosequién no te felicitó por tu cumpleaños, pregúntalo. Si Pepe considera que sus vacaciones han sido un fiasco, que vea fotos, que recuerde los momentos divertidos, que piense en todo lo que ha descansado. Sé inteligente. No seas como Pepe.

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