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La novedad en la rutina


La vida, aunque vivas en Hawai, termina por ser rutinaria. Por norma general, nos levantamos a la misma hora, vamos al trabajo y tenemos un ocio (si tenemos la suerte de tenerlo) que es siempre igual. Llega un momento que hacemos de nuestros días una copia exacta del anterior, no porque queramos (o al menos no la mayoría) sino por costumbre. Piensa sólo un minuto... ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo nuevo?

Hacer cosas nuevas nos hace más felices

Durante la juventud hacer cosas nuevas es relativamente común sobre todo porque estamos disponibles . Quizá es cierto que tenemos algo más de tiempo libre, pero no es el motivo principal, lo que ocurre es que aún estamos buscando "lo que nos gusta". Y... una vez lo hemos encontrado ¡se acabó! Vas a los mismos bares, lees los mismos autores, te juntas con las mismas personas. Y no es que estas conductas sean perjudiciales ni mucho menos, si eres feliz así, genial y a otra cosa,  el problema es que por norma general la rutina termina por aburrirnos, cansarnos y, en el peor de los casos, deprimiéndonos. Siendo así, es curioso comprobar cómo preferimos quedarnos con nuestros hábitos aun sin que éstos nos hagan sentir demasiado bien...

Aprender cosas nuevas, tener relaciones con gente diferente, viajar a lugares desconocidos, pueden, en un principio, generarnos cierta "desazón". Miedo, vaya. Aunque no nos lo admitamos. Para ello nos llenamos de excusas y nos decimos que no tenemos tiempo, o dinero o que realmente no nos gusta tanto la danza... Todo para no salir de la zona de confort (se está tan bien en la zona de confort...). Aún así, si al final decidimos asomar la nariz, los beneficios son incuestionables:

- Aprendemos más y mejor. Ante un estímulo novedoso, nuestro cerebro forma recuerdos más potentes. Una especie de gimnasia cerebral.



- Fomentamos la plasticidad neuronal. En contra de lo que se creía hasta hace muy poco, el cerebro tiene la capacidad de cambiar a lo largo de todo el ciclo vital. Introducir "elementos sorpresa" aumenta esta neurogénesis.

- Nuestra visión del mundo se expande y por lo tanto somos más flexibles y tolerantes.

- Aunque al principio cueste un poco, sólo un primer paso va a provocar que cada vez nos cueste menos y menos enfrentarnos a cosas desconocidas.

- Aumenta la sensación de flow y por lo tanto, de bienestar subjetivo.

- Volver a sentir la emoción de la primera vez... Ese pellizco que parece que te abandona a cierta edad reaparece cuando comenzamos a hacer cosas nuevas.

- Tienes un conocimiento más profundo de ti misma. Probar nuevas actividades hará que descubras pasiones que no sabías que tenías o que abandones sueños que siempre pensaste que era lo tuyo.

Es fácil hacer cosas nuevas, y no estoy hablando de hacer paracaidismo o viajar a Bali (que si quieres, también) es regalarte la oportunidad de probar con un deporte que nunca habías hecho o tomarte un café con la vecina a la que siempre das largas... Nunca se sabe donde podrás encontrar la felicidad.





El ser humano es tonto: el estrés


Si entendemos la inteligencia como la capacidad de adaptación, el ser humano es tirando a tonto.

El cerebro, las estructuras de aprendizaje, la motivación, el pensamiento... eran adecuados cuando vivíamos en el paleolítico, pero la sociedad se ha desarrollado a una velocidad vertiginosa que nuestro sistema nervioso no ha podido alcanzar.

El estrés no sirve

Fisiológicamente hablando, el estrés es la activación del sistema simpático producida por el hipotálamo y la amígdala (estructuras cerebrales que se ponen en funcionamiento ante el miedo, básicamente). Éstas mandan una señal de peligro y activa el simpático que reacciona a nivel orgánico de múltiples formas: acelera el corazón, se produce sudoración, dilata las pupilas, aumenta la necesidad de oxígeno... Todas estas acciones corporales tenían sentido cuando el peligro consistía en encontrarse, por ejemplo, ante un animal, ya que nos preparaba para huir o luchar.
Ahora, cuando nuestros miedos son tipo miedo a hablar en público, estas señales no sirven para nada, al contrario, sudar, tener la boca seca o temblar, te hace sentirte más expuesta a la valoración negativa por lo que puede llegar a incrementar el miedo. Y ni que decir tiene los efectos que tiene a largo plazo.

¿Y qué tiene que ver esto con la felicidad?


A lo que voy es que tenemos que entender que muchas cosas que antes eran adaptativas, ya no lo son:
ser pesimista, almacenar toda la grasa que podamos, anticipar acontecimientos... son ejemplos de actitudes que nos sirvieron para sobrevivir y que, en cambio, no son demasiado útiles en la sociedad actual. Por lo tanto, partiendo de la base que estamos "programadas" para actuar y/o pensar de determinadas formas, lo importante es re-aprender a hacerlo de otra manera, que realmente nos sirva para el momento en el que vivimos. Se puede cambiar la forma en la que nos enfrentamos a la realidad, eso sí, con mucho trabajo y cambios de costumbres, saliendo de nuestra zona de confort, aunque nuestro cerebro no quiera, pero bueno, ya sabemos que no es muy listo.

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Propósitos de año nuevo: Esta vez sí


Los propósitos de Año Nuevo son tan típicos como las uvas o el turrón. Comenzar el año nos da la excusa perfecta de cambiar aquello de nuestra vida con lo que no estamos conformes, pero, ¿sabemos cómo proponernos el cambio? ¿Vamos a hacer lo que hicimos el año pasado, y el anterior, y el anterior?


Aquí algunos consejos si de verdad quieres conseguir lo que te propones.

Pasito a pasito se hace el caminito

El error más común es proponernos imposibles. Aprender inglés, adelgazar, organizarme mejor... son ideas tan abstractas que es difícil saber cuándo has llegado a tu meta, pues no son cuantificables. Un propósito tendrá mayores probabilidades de éxito cuanto mejor definido y más realistas seamos con el mismo ya que tener ideas demasiado exigentes lo único que puede provocarnos es angustia y frustración.

1.- Define tu meta (sé realista). Esta parte es esencial para saber de verdad qué quieres conseguir. Cuanto mejor definida esté, mucho mejor. No es lo mismo decir "quiero hacer más deporte" que "ir al gimnasio 4 veces por semana y los domingos hacer senderismo." Cuantifica siempre que sea posible ya que nos da una idea exacta de cual es la meta.



2.- Ten claros y visibles los beneficios. Aunque esto no es una parte en sí de la consecución de metas yo creo que es imprescindible para no desmotivarnos. Hacer una extensa lista de qué y por qué queremos proponernos lo que nos estamos proponiendo es una forma fantástica de recordarnos el fin de lo que hacemos. 

3.- Qué tengo y qué necesito para conseguirlo. En esta etapa hay que ser muyyyyy sincera con una misma y responderse con total franqueza. ¿Que cualidades, recursos, tiempo, etc, tengo que me facilitan la consecución del objetivo? ¿Qué necesitaría, qué apoyos, qué materiales, qué habilidades tendría que aportar?
Por ejemplo:
Si lo que me he propuesto es aprobar el B2 de inglés ya que el año pasado lo intenté y no pude, tengo que tener claro que a mi favor juega el hecho de que tengo cierta base, que tengo tiempo y mucha motivación. En cambio, necesitaría ir a una academia y ver películas en versión original para acostumbrar el oído a los sonidos. Ser consciente de tus propias fortalezas y de tus debilidades te acerca a buscar soluciones que no puedes tener por ti misma.

4.- Descuartiza. Plantéate retos semanales o mensuales. El ser humano no es muy dado a trabajar con metas a largo plazo ya que somos de recompensas inmediatas (hay quien no, pero es gente con suerte y muy disciplinada, lo que no es mi caso) Lo mejor es proponerse pequeños retos para que puedas ir observando los cambios y motivándote más.

5.- Recompensa o revisa. Cuando llegamos a lo que llamamos hitos, es decir, a esos retos que nos hemos propuesto a corto plazo, tenemos que ver si hemos o no conseguido lo que nos proponíamos. Si es así, busca una recompensa que "gratifique" tu esfuerzo. Si no es el caso, revisa la meta, quizá no era muy realista, o reflexiona acerca de qué has podido hacer que no haya ayudado a conseguirlo. Aquí es importante también la sinceridad y la autocrítica. Se conscientes de qué hacemos mal es el primer paso para cambiarlo.


Tristeza VS depresión



Se usa la palabra depresión muy a la ligera lo que conlleva dos problemas: por un lado se sobrediagnostica, por otro se minimizan las consecuencias de la depresión.



Estar deprimida no es estar tristona, o no tener ganas de hacer algo, o que no te haga ilusión celebrar tu cumpleaños... La tristeza es parte de la vida, aunque en la sociedad del cupcake fascism no se tolere y se medique cualquier sensación que no sea absoluta y continua felicidad.  Hay cosas que nos ponen tristes e incluso momentos en los que lo estamos y no sabemos muy bien por qué. Normal.

La depresión en cambio, tiene tres dimensiones por así decirlo: cognitiva, afectiva y conductual.
Piensas que nada tiene sentido, que nada va a cambiar y/o que no vales para nada. No piensas con claridad y te cuesta tomar decisiones.
Sientes  tristeza y desesperanza además de no conseguir sentir placer con nada.
Actúas de forma diferente, bien duermes mucho o muy poco, comes nada o demasiado, te falta energía... Incluso puedes estar más irritada.

Prácticamente no tienes ganas de vivir y todo lo que tienes que hacer te cuesta un esfuerzo hercúleo. No es pereza, no es flojera, no es no querer. Pero creo, que aun con todo lo que se ha escrito sobre el tema, lo mejor que podéis hacer para entenderlo es escuchar esta canción.




La depresión es una enfermedad seria que puede llegar a ser mortal en el peor de los casos y es que la relación entre depresión y muerte por suicidio es altísima. Entenderla, acompañar y  no tratarla a la ligera es un buen punto de partida si alguien a tu alrededor la sufre. Y si eres tú, pide ayuda.


Mi reino por tu like


La gente que no somos nativas digitales flipamos con esta juventud siempre enganchada al móvil, haciendo fotos de todo lo que ocurre, exponiendo su vida sin ton ni son. No entendemos por qué y a veces caemos en lo que absolutamente todas las generaciones caen: pensar que lo nuestro era lo bueno y quedóndevamosallegardiosmío. Evidentemente el abuso y el uso inadecuado de la tecnología conlleva problemas muy graves, por lo que hay que educar en valores y poner límites, una tarea complicada ya que las redes sociales tienen a su favor un potente aliado: el sistema de recompensas.

Todo el día con el móvil, todo el día con el móvil

Hay muchos motivos por los que la gente está todo el día mirando el móvil: necesidad de conexión, inmediatez, sentido de pertenencia, aburrimiento... Pero sobre todo, lo hacen hacemos porque cada like, cada comentario, cada nuevo seguidor, dispara una pequeña descarga de dopamina a nuestro sistema de recompensas. El sistema de recompensas es, para que nos entendamos, el circuito cerebral que dice:
 - Ummmm esto me gusta, ¡vamos a repetirlo!
El que espera la gratificación inmediata, el del placer, el que tiene la culpa de que te comas otro trozo de tarta aun estando a dieta. 
Responde a las necesidades más primarias: comida, sed, sexo, seguridad o aceptación (por ejemplo). Si yo confundo lo que publico en una red social, con todo lo que yo soy, cada vez que haya un "me gusta" sentiré aceptación, amor, más dopamina en mi cerebro y por lo tanto, reforzaré la conducta para hacerlo más veces. Es decir:

Publico una foto------ tengo 100 likes------- me siento aceptada --------> repetiré la conducta.

No hay que olvidar que es el mismo centro que responde a la cocaína.

El problema está cuando no recibimos toda la atención que pretendemos por lo que sentimos "mono" o cuando cada vez queremos más y más. En un cerebro adolescente puede llevar a la tristeza, a la falta de autoestima o a la búsqueda de publicaciones que sean más populares.

¿Qué podemos hacer entonces ante la fuerza que pueden llegar a tener las redes sociales?


- Busca otros sistemas de recompensas.

- Sé consciente que las publicaciones más populares no son las que tienen más calidad. Alinéate con tus valores. No todo vale.

- Entiende que tú no eres lo que publicas. No eres una foto, por lo tanto que guste o no no implica que tú entera gustes o dejes de gustar.


Banksy retratatando la realidad

- Piensa a largo plazo. La lucha constante entre la gratificación inmediata y nuestros objetivos a medio- largo plazo siempre está ahí. Por lo tanto, si estar pendiente de las redes sociales te quita tiempo para dedicarlo a tus metas, refuerza más tus objetivos vitales.

No busco demonizar bajo ningún concepto las redes sociales y todas las oportunidades que éstas nos dan, sólo hacer entender que nuestra autoestima no puede ir ligada al refuerzo externo (fácil decirlo, difícil hacerlo). Todo el mundo entiende que no puede comerse un donette cada 10 minutos, por mucho que le apetezca, por mucha recompensa inmediata que te genere. 
Pues con el Instagram igual.

Yo es que soy muy sincera


La sinceridad, una cualidad, a priori, deseable, se ha convertido en la carta blanca a la que mucha gente maleducada se aferra para decir todo lo que quiere.


Muy sincera...

- Estás más gorda.
- No me caes bien.
- Tu tarta está seca.

La total sinceridad tiene mucho más que ver con el ego que con la intención de ayuda. Pensar que todo el mundo, en todo momento, tiene que saber todo lo que piensas es de un egocentrismo evidente. Tu opinión es tú opinión y no darla siempre no significa que no seas una persona verdadera o sincera, sólo que entiendes que no es necesario.

El otro día...

Iba yo con mi pelo recién teñido y me suelta una conocida:

- Te queda peor ese color que el que tenías.

En un bar.
Con todo el grupo delante.

Qué tontería, pensaréis, aquellas cuya autoestima sea adecuada... a mí ese día me pilló con las defensas bajas y lo único que consiguió es que me sintiese incómoda toda la noche (vale, toda la noche no, unas tres cervezas) A lo que voy es que decir lo que al final sólo es una opinión sólo sirvió para que yo me sintiese mal ya que no podía cambiar nada en ese preciso momento.

¿Entonces es mejor mentir?

Depende... creo yo.

¿Te han preguntado?
En muchas ocasiones nos creemos con el derecho de opinar de la vida de la gente sin que nadie nos haya preguntado. 


¿Conoces bien a la persona?
Todas las relaciones no son iguales. Probablemente puedas ser más sincera con gente más cercana y porque, al conocerte, sabe que se lo estás diciendo desde la preocupación y/o desde el cariño.

¿Es el momento adecuado?
Si tiene un moco, no se lo digas delante de su jefe. Llévate a tu compañera a un lado o díselo de forma sutil. En este punto me gusta mucho lo que se llama la regla de los 3 segundos: si lo que vas a decir no puede ser modificado en tres segundos, mejor no lo digas.

¿Lo estoy diciendo de forma asertiva?
Si te preocupa que tu mejor amiga esté adelgazando mucho, no le digas que se está quedando que da pena verla. En el momento adecuado, dile que estás notando que está perdiendo peso, que si se debe a algo o si se encuentra bien. Las formas te permiten expresar lo mismo sin herir.


¿19 días y 500 noches?


¿Cuánto dura el desamor?

19 días y 500 noches que decía el poeta que hace canciones... y es así... más o menos... entre 6 meses y 2 años dependiendo de la persona, la sociedad, el tipo de relación y la ruptura en sí, entre otras variables.

Una ruptura es, a nivel cerebral, como dejar las drogas. El amor, sobre todo en fase de enamoramiento, te pega un subidón de dopamina. La dopamina es el neurotransmisor que actúa en el llamado centro de recompensa, es decir, el que provoca bienestar y sentimiento de plenitud. La cocaína, por ejemplo, actúa bloqueando la recaptación de dopamina lo que hace que haya más y, por lo tanto, el cerebro se siente "mejor". Todo el mundo entiende que el síndrome de abstinencia de la cocaína se produce cuando se deja de suministrar la droga, ¿no? No hay coca, no hay dopamina por lo tanto el cerebro se estresa. Pues con el amor igual. Así que no hay que tomarse a la ligera una ruptura, porque, además del estrés biológico puro y duro, tenemos que atender también a todos los aspectos personales y sociales que el desamor provoca.

¿Qué puedo hacer yo?

A ver... pasarlo lo vas a tener que pasar y duele un montón. Pero, peeeeeero, podemos poner algo de nuestra parte para que pase lo antes posible o que al menos, seas mejor cuando todo acabe. El tiempo por sí mismo no cura, cura lo que hagamos en ese tiempo (y sí, parece una frase de Mr. Wonderful, pero es verdad)

1.- Haz reposo. No se te ocurre salir corriendo el día que te rompes una pierna, ¿a que no? Pues el amor igual. A veces parar es una oportunidad para pensar dónde queremos ir.

2.- Acepta. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero cuanto antes seas consciente de la realidad de tu nueva situación, antes podrás "curarte". Instalarte en la fantasía de una segunda oportunidad palia el dolor presente pero alarga el proceso.

3.- Rompe el contacto. Al menos al principio y siempre en la medida de tus posibilidades (es más difícil cuando se tiene descendencia o bienes en común). También en redes sociales. Pero no vale dejar de seguir y luego cotillear todo desde otra cuenta... Sé fuerte e intenta no mirar sus actualizaciones.

Habla de lo que te está pasando pero que no se convierta en monotema.
Es negativo para ti (y para quien te rodea)

4.- Haz una lista de las cosas malas. Es muy común pensar y requetepensar en las cosas que te hacían feliz, pero eso no hace más que "alimentar" la conexión. Es el momento de sincerarte y escribir todo aquello que no te gustaba y, por lo tanto, de las posibilidades que ahora se abren. Por ejemplo, si la otra persona odiaba viajar, piensa que ahora tendrás más oportunidades de hacerlo. También más tiempo.

5.- Ensobérbiate. Vale. Esta palabra es inventada pero no encontraba ninguna que expresase la idea: la soberbia, tan denostada en nuestro imaginario judeo-cristiano es una buena aliada en estos casos. No permitirte llamar, ni escribir, ni quedarte en casa otra noche...Volver a sentir que tienes el control, en definitiva...

6.- Haz cosas nuevas. La novedad provee a nuestro cerebro de ciertas dosis de dopamina. Visita un lugar desconocido, sal con esas compañeras a las que siempre habías puesto excusas, apúntate a teatro... Lo que te guste, lo que te apetezca.

7.- Reestructura tus creencias. Al dolor emocional se une, en estos casos, el dolor social. Es decir, cuando alguien deja las drogas la sociedad lo ve como positivo, en cambio, una ruptura amorosa conlleva una mochila de ideas que no son del todo útiles. En esta sociedad la soltería es casi un estigma que considera a la persona "no válida". Reestructura esta creencia. La soltería es una opción y no condiciona el hecho de ser o no feliz. Por culpa de esta creencia en muchas ocasiones nos vemos envueltas en relaciones sin amor o buscando desesperadamente otra, cuando la anterior falla. Eres quien eres independientemente de tu pareja. Grábalo a fuego.

El desamor es un proceso complicado por el que la mayoría pasamos o pasaremos en algún momento de la vida. Es una mierda, pero como todo, tienes la libertad de elegir cómo tomártelo: si prefieres ser una víctima o salir más fuerte para construir mejores relaciones en el futuro (si es el caso).

Si estás en ese momento, lo siento. Paciencia y fuerza. El dolor terminará por pasar.
Te lo aseguro.



La experiencia no es suficiente




"Es muy madura para su edad porque ha pasado por mucho en la vida"

Habré escuchado esta frase (y variantes) cientos de veces, como si la experiencia por sí misma te fuese dando puntos de madurez. En cambio, cualquiera puede constatar que hay gente que aún habiendo vivido acontecimientos duros no crece, ni mejora, ni aprende, porque para hacerlo hay que invertir cierto esfuerzo... y no todo el mundo quiere.

Experiencias ¿transformadoras?

Existen miles de vídeos, libros e historias sobre personas a las que les cambió algo por lo que pasaron. Una inspiración repentina llegó a su forma de ver las cosas. Bien, puede pasar, pero no es lo más común. Las personas somos lentas y torpes a la hora de cambiar hábitos y creencias por lo que sólo una profunda convicción de necesidad de cambio y un "entrenamiento" es lo más eficaz para que se mantenga a largo plazo. ¡Pues vaya rollo! Pensaréis, si la idea era un soplo divino de motivación. Siento la decepción. La psicología, más que una liposucción,  es una dieta equilibrada y mucho ejercicio físico. Por eso no sólo depende de la cantidad o la calidad de experiencias que nos vayan ocurriendo, sino cómo las gestionamos.


¿Cómo se aprende de la experiencia?

Hay alguien tan inteligente que aprende
de las experiencias de los demás.
- Voltaire-
- Acepta lo que ha ocurrido, no excuses, no evites. Intenta explicarte de la forma más objetiva posible qué es lo que ha pasado. Sé sincera contigo misma (aunque no lo seas con quien te rodea).

- Asume que somos responsables, no víctimas. Vale, hay experiencias de todo tipo, pero en muchas de ellas tenemos más responsabilidad de lo que creemos. Intenta ser consciente de qué causas has podido propiciar para que las cosas hayan ocurrido como ocurrieron, no para culpabilizarte, sino para aprender qué es lo que no quieres volver a hacer.

- No repitas patrones ¡cambia! Si te dio un infarto por estresarte mucho en el trabajo, busca ayuda para dejar de hacerlo, no vas a cambiar tu conducta laboral por obra de birlibirloque (me encanta birlibirloque). Como dijo Einstein: no esperes resultados distintos si haces las mismas cosas.

- Profundiza. EL problema es que muchas veces la vida nos lleva a todo ritmo y no somos capaces de digerir. Además, la cultura de hacer y estar siempre bien, no nos permite pararnos y reflexionar por lo que nos vamos quedando en las capas superficiales de lo que nos va pasando... Profundizar en el por qué y cómo nos sentimos al respecto, es un gran paso para poder aprender.

- Decide cómo quieres comportarte al respecto. Las cosas pasan. Es una mierda, pero es así. Hay gente que pasa por situaciones terribles y aún así deciden construir y sobrevivir. Siempre se puede tomar la decisión de cómo afrontar lo que nos pasa y, hacerlo de la forma más útil, es verdadera inteligencia.



Yo VS Mi idea de mí


Haber aprendido a flexibilizar mi autoconcepto es, quizá, una de las cosas que más me ha acercado a la felicidad. Saber que no SIEMPRE tengo que ser como creo que tengo que ser y eso no significa que deje de serlo... ¿demasiado lío? Lo explico:

Autoconcepto

Es lo que tú piensas de ti.
Sin más.

La Psicología tiene varias teorías para explicar cómo y por qué se forma pero no es lo que más me interesa, lo importante es que sepamos que tenemos una opinión de nosotras mismas y sentimos la necesidad de ser permanentemente coherentes con la misma.

Ejemplo:

Yo me considero buena hija.

Ser buena hija implica un montón de ideas que yo tengo respecto a lo que creo que es ser buena hija: hacer caso de lo que me digan, visitar a mi familia los jueves y tener una vida ordenada de la puedan sentirse orgullosos, por ejemplo.

Imaginad que un jueves una amiga me dice de ir a comer y nos líamos de cervezas y no puedo ir a casa de mis padres a hacer la visita que hago siempre.

Mi idea de buena hija y mi comportamiento no han sido coherentes por lo tanto entramos en lo que se llama disonancia cognitiva (yo uso ésto como la regla de tres en matemáticas, para todo)
Como el cerebro no permite estar en contradicción tenemos 2 opciones:

- Minimizamos el comportamiento para que siga acorde con lo que pensamos de nosotras.
 "Por una vez no pasa nada" "Ir los jueves tampoco es tan importante" "Conozco mucha gente que no visita a sus padres todas las semanas y no son malos hijos"

- Cambiamos la opinión que tenemos de nosotras mismas.
"Si no he ido hoy, significan que no me importan y por lo tanto no soy buena hija"

Lógicamente la opción primera es mucho más adaptativa que la segunda, pero, más de lo que imaginamos, nos comportamos de la segunda manera ¿por qué? Porque no somos flexibles con nuestra opinión del yo.
Si soy inteligente NUNCA puedo comportarme de forma absurda, si soy simpática no puedo tener un día antipático, si soy activa no puedo quedarme un sábado en casa bajo ningún concepto y así infinitamente. Y lo cierto es que el ser humano más que una etiqueta es un continuo en el que vamos de un extremo a otro según sea la necesidad. Es cierto que tendemos a ciertos comportamientos, y está bien conocerse y ser capaz de definirse, pero no de manera absoluta y rígida porque la vida no lo es.
En ciertos momentos vitales la propia vida nos obliga a comportarnos de forma incoherente con nuestra idea del yo. Ésto genera mucha ansiedad si no somos conscientes que por un lado, no es inteligente ser siempre de la misma manera y por otro, que un tiempo determinado no te define.

Recuerda:
Un comportamiento no cambia lo que eres. Acepta tu multidimensionalidad. 
Y es que...

Eres inmensa. Contienes multitudes.
(Walt Withman)

Un mal día



La felicidad (o su búsqueda) no es perpetua ni constante, es absurdo pensar lo contrario. Hay acontecimientos que escapan a nuestro control y nos hacen sentirnos tristes. Es normal. Es la vida (la puta vida, en ocasiones)
En una sociedad que nos apremia por estar siempre "top", tenemos que tener la suficiente inteligencia para permitirnos los días malos, entendiendo que sólo es eso: un mal día.

Un mal día ¿qué hago?

1.- Permítete sentir tristeza. Rebelarnos contra lo que sentimos es contraproducente. Si nos enfadamos ante la tristeza, además de estar tristes, estaremos enfadas. No pierdas energía en las preguntas de ¿por qué ahora?, ¿por qué a mí?, ¿qué es lo que me pasa?. Estar triste es lícito.


2.- Cuídate. Haz algo que te guste o necesites. Si es sofá y manta, sofá y manta. Sé capaz de escucharte y perdonarte.

3.- No tomes decisiones. La tristeza tiene la oscura manía de no hacernos pensar con claridad. Si el pozo es profundo, vamos a distorsionar la realidad, así que lo mejor es no tomar decisiones importantes en momentos muy bajos. Espera a encontrarte mejor de ánimo para cambiar las cosas.

4.- Entiende que ésto también pasará. Me gusta pensar en los días malos como caídas en lugar de recaídas. Un mal momento no tiene por qué convertirse en una racha, ni mucho menos en el resto de tu vida. Imagínate cuando todo pase. Piensa en las cosas que harás y que disfrutarás. Quítate de la cabeza que vas a sentirte así para siempre.

5.- Intenta medir qué nivel de importancia tiene realmente. El ser humano se ahoga en un vaso de agua por eso es importante colocar lo que nos haya pasado en un punto del continuo entre una ligera molestia a la mayor tragedia que te puedas imaginar. Imagina que se te rompe una pierna que te impide hacer el viaje que tenías planeado con tus amigas. Te hace sentirte triste, normal. Pero mira con perspectiva:
¿Es algo realmente doloroso?
¿Es una tragedia?
¿Es lo peor que podría pasarme en la vida?
Quizá de 1 a 10 lo pondrías en un 3... eso no significa que no tengas derecho a estar triste ¡faltaría más!, sólo que seas capaz de saber y ser sincera contigo mismo sobre por qué lo estás. 

Malas rachas tenemos todos, lo que pretende la psicología positiva es que no se convierta en una mala vida. Cuantas más herramientas tengamos, más reforzadas saldremos de según que circunstancias.

Te quiero siempre pero ¿me gustas siempre?


@skybanyes


Yo quiero un montón a mi pareja (suerte la mía) pero a veces me pone muy nerviosa, me enfada o ni tengo ganas de hablarle. Me pasa con mi madre, mis amigas y mi hermana, con mi abuelo y mis vecinas. A veces no me gusta la gente que me rodea, porque se comportan de forma errónea (bajo mi punto de vista), porque yo estoy más irascible o porque Saturno está rebelde, qué se yo... entonces ¿puedes no gustarme aunque te quiera?

La losa de la coherencia

Tenemos la idea que nuestra personalidad es un paquete compacto y cerrado, impermeable y rígido que siempre es igual. Para nada. Aunque existen ciertas características relativamente estables, tenemos la capacidad de comportarnos según sea la circunstancia. Y menos mal. Eso no significa que seas menos tú, porque tú no eres 100% fuerte, o valiente o despistada, eres un continuo de esa etiqueta según la necesidad. Tener que comportarte de la misma forma en toda ocasión para sentir que no estás siendo "falsa" es un pensamiento rígido además de agotador.
De la misma forma que no eres todo el tiempo de la misma manera, puede no gustarte en algún momento alguien a quien quieres, porque eso no significa que dejes de hacerlo. Muchas veces, debido a esa falta de flexibilidad, si alguien no se comporta como esperamos directamente se expulsa de nuestra caja personas-a-las-que-amamos sin darnos la oportunidad de entender que no sólo puedo quererte sin que me gustes, es que es positivo que así sea.
 

Para nota

Sin que me guste ponerme demasiado técnica creo que para terminar de entenderlo tengo que explicar el mecanismo psicológico que está detrás de toda esta idea: la disonancia cognitiva (soy súper fan).

Siempre tendemos a que exista concordancia entre lo que hacemos y lo que pensamos. Si de repente sentimos que estamos siendo incoherentes, de forma inconsciente reestructuramos para que pueda restablecerse la coherencia.

Por ejemplo:

- Yo jamás estaría con un chico que fuma.

Conoces a alguien que te gusta mucho pero es fumador. (La vida dándote en la boca)

Tienes dos opciones: o no estás con él o cambias el pensamiento. Como el ser humano es básicamente cabezón por norma general lo que hacemos es "transformar" la realidad para que quepa en nuestros esquemas previos:

- No fuma tanto
- Va a dejarlo
- Fuma de liar y ese no me molesta

(Pueden parecer frases ridículas, pero intenta por un momento recordar argumentos absurdos que alguien te haya dado últimamente)

Lo que al final hacemos de alguna manera es engañarnos para que quepa en nuestra caja. Justificamos comportamientos en lugar de ser críticas y objetivas con los mismos.
Si me digo:
- Estoy con Fulanito aunque sea fumador-  entiendo que es una cualidad no deseable para mí, lo que me permite ser consciente en todo momento que aquello no me gusta en vez de taparlo con medias verdades. 

Saber que puedes querer a alguien sin que te guste todo te permite ser más objetiva y flexible con esa persona y nos ahorramos idealizaciones y relaciones tóxicas, que nunca viene mal.

El trastorno de ansiedad explicado en cómics



La ansiedad es más que estar nerviosa. Es un sentimiento de inquietud y preocupación constante que te impide hacer una vida "normal".


OWLTURD



A veces puede deberse a una situación concreta pero por norma general es un miedo profuso "sin saber muy bien a qué"

@adelaxd.dibujos

Yo no siempre fui feliz



Escribo sobre la felicidad porque yo aprendí a ser feliz. Yo, que genetica, social y/o cognitivamente tiendo al drama, he de decir que me costó encontrar la forma, pero, aun siendo un camino, puedo asegurar que es posible y que soy feliz hoy, que es mucho más de lo que puedo decir de mi pasado.
Con esto quiero poner en valor que todo aquello que escribo no son ideas sacadas de un libro, son trabajos que por mí misma sé que funcionan y que científicamente se ha demostrado que así es.

En una conferencia, Emilio Duró (puedes verla aquí) hablando sobre empresas, explica los pasos que hay que seguir para mejorar tu negocio. Yo extrapolé esos consejos a mi vida personal. Al final, lo que viene a decir, es que, a no ser que seas un genio (lo que no es el caso), lo óptimo es que observes a la persona que tiene éxito en aquello que tú pretendas tenerlo ¡y lo copies! 
Yo empecé a fijarme en personas felices, qué hacen, cómo piensan, cómo se relacionan con la realidad y con quien les rodea... Y, evidentemente, atendiendo a mis necesidades y a mi propia personalidad, adopté conductas. Estaba claro que haciendo lo que llevaba haciendo toda la vida no iba a cambiar nada, porque yo tenía muy claro los referentes de cómo NO quería ser, cómo no tenía que comportarme si lo que quería era era estar bien,  pero la Ley de Flotación no se descubrió mediante la contemplación de las cosas que se hunden.

Por eso, si es que es lo que quieres, encuentra a alguien que conozcas que sea genuinamente feliz (no que lo parezca, que hay mucho de eso hoy en día) y observa. Pregunta, incluso, si puede ser. Comprende por qué es feliz e inténtalo tú también.
Fijémonos en las cosas que flotan.

Ser feliz después de los 30


Leo el otro día un articulo descorazonador: A partir de los 30 la gente casi nos escuchamos música nueva, es decir, nos quedamos escuchando en bucle canciones que ya conocíamos, que nos gustaron durante nuestra adolescencia y juventud. Y no es cuestión que ya no se haga música buena (aunque todas la generaciones creamos que es así) es que las emociones que nos hacían sentir ciertas
canciones en estas etapas vitales no pueden ser replicadas en la adultez: No es la música, eres tú.

Durante la adolescencia todo es emocionante y perturbador y la música es el medio perfecto para expresarse. La memoria emocional, la más potente de todas, se llenó durante esa época de canciones que hoy nos recuerdan lo que quizá pensamos que fueron tiempos mejores. A partir de los 30, por norma general (y debido a lo que la sociedad espera de ti) las cosas se vuelven más aburridas, las responsabilidades crecen y el cansancio llega. Es difícil que algún plan te emocione de la forma que cualquier cosa te fascinaba antes, el nivel de entusiasmo disminuye...
entonces ¿es posible ser feliz más allá de los 30?


The Awkward Yeti

Ser feliz en la adultez ¿misión imposible?

Hablo con la gente que me rodea, ya bien entrada en la treintena, y, aunque se consideran felices, satisfechas, admiten que no disfrutan de las cosas tanto como antes. La falta de tiempo, el agotamiento con el que se llega a final del día o los no debería, suelen ser las causas más comunes. Siempre nos dejamos para después, ponemos las búsqueda del placer, la felicidad de una misma, en el último peldaño del día o al final de la lista de recursos. Si bien es cierto que es un poco más complicado encontrar cosas por las que apasionarse una vez llegamos a cierta edad, no es imposible.

1) Busca, busca y busca hasta que encuentres algo que te encante hacer. Lo que sea, sólo porque sí, aunque sea "inútil". Encontrar una motivación más allá de la cotidianidad incrementa los niveles de felicidad.

2) A quién le importa lo que yo haga. El padre de una amiga, médico, con tres hijas, decidió estudiar música cuando éstas ya eran mayores. Iba a solfeo con criaturas de 6-7 años. Conozco muchísima gente que no lo haría sólo por prejuicios, por eso de qué van a pensar de mí... Si esa gente no tiene la capacidad de hacerte feliz, ¿por qué tiene la capacidad de hacerte infeliz sólo por lo que puedan pensar? En serio, aporta o aparta.

3) Tiempo... ese tesoro. Hoy en día que el tiempo siempre nos viene corto encontrar un rato es más difícil que encontrar oro aún así, tenemos que poner el disfrute, la felicidad como prioridad, tanto como comer o trabajar y organizarnos el tiempo alrededor.

4) No tengas miedo a las cosas nuevas. Conocer gente, aprender un nuevo idioma, viajar a un país desconocido... pueden ser actividades que te emocionen. En muchas ocasiones el problema de la adultez es que hacemos siempre lo mismo, de la misma manera, por lo que nuestro cuerpo (y emociones) tienden a acostumbrarse y por lo tanto no nos genera el mismo "subidón". Hacer cosas nuevas que nos gusten puede devolvernos las mariposas del estómago, la intensidad necesaria para queramos escuchar nuevas canciones.

Y aún así yo me levanto



Tú puedes escribirme en la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes aventarme al fango
y aún así, como el polvo... me levanto.

¿Mi descaro te molesta?
¿Porqué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros
bombeando en la sala de mi casa...

Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto,
así... yo me levanto.

¿Me quieres ver destrozada?
cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.

¿Mi arrogancia te ofende?
No lo tomes tan a pecho,
Porque yo río como si tuviera minas de oro
excavándose en el mismo patio de mi casa.

Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.

¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?

De las barracas de vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.

MAYA ANGELOU

Si la realidad no encaja en mis esquemas... cambio la realidad



Historia real



Para que entendáis la historia tenéis que saber que mi madre es una máquina. En un ring, mi madre vapulea al mayordomo de Tenn, a la Roomba y al que ahora se llama Don Limpio sin pestañear. Es como un huracán pero al revés, va dejando orden y limpieza por donde pasa.
Este verano, mientras estaba de vacaciones en su casa, me fui un par de días a ver a mi abuelo. Yo le había traído unos pantalones que aún estaban en mi maleta, convenientemente tirada en el suelo de mi cuarto. 

Teléfono

- Hija, ¿dónde están los pantalones?
- En mi maleta mamá.
- Voy a cogerlos, ¿vale?- (es su casa, sus pantalones y la maleta que ella me compró, pero es una mujer muy prudente)- ¿Necesitas que te lave algo?
- No mamá, traigo todo limpio- Evidentemente.
- ¿Seguro? Mira que tengo que poner una lavadora de oscuro y así aprovechas porque ya sabes que tu lavadora no es muy buena y encima allí con la humedad que no se te termina de secar nada y eso al final huele que parece que no lo has lavado en tu vida, porque la ropa- y una larga retahíla sobre detergente, bacterias y lavadoras que no vienen al caso.

Al volver, de forma inconsciente, creí que mi madre, al haber visto la maleta aún sin deshacer en el suelo, la habría recogido. Al día siguiente le pregunté que dónde la había metido. 

- Está donde la dejaste, yo no la he tocado.

Volví a mi cuarto, incrédula, y allí estaba:
No había visto la maleta. No vi una maleta roja en medio de mi cuarto de tamaño normal.

Este hecho, además de confirmar mi despiste extremo, me hizo recordar hasta qué punto nuestras creencias previas pueden modelar la percepción de la realidad.

Percepción arriba- abajo

Pensamos que todo aquello que percibimos lo hacemos basándonos en hechos objetivos que, al pasar por nuestros sentidos, llega a nuestro cerebro, pero, según los estudios realizados sobre el tema, se ha descubierto que los esquemas, la memoria, la atención, la información previa, las expectativas... influyen en la interpretación de lo que vemos, oímos o sentimos, de forma que, la realidad es tamizada por todo nuestro sistema cognitivo.
Esta forma de actuar es adaptativa: imagina que cada elemento que percibimos tuviésemos que interpretarlo por separado y cada vez, sería una locura y no tendríamos tiempo ni capacidad para hacer otra cosa. Pero (siempre hay un pero), se convierte en un hándicap cuando partimos de la base que nuestra realidad es la única objetiva y por lo tanto, la única verdadera. 


¿Y tú de qué color ves este vestido?
La imagen de este vestido se hizo viral debido a que había gente que lo percibía como azul y negro y otras personas, en cambio, como blanco y dorado. Entender que un estímulo, aparentemente objetivo, puede ser percibido de dos maneras, válidas ambas, es un paso pequeño pero apasionante hacia la comprensión de cómo construimos la realidad. 
Sabiendo que la realidad es una construcción mental (apoyada, evidentemente, por hechos) deberíamos ser capaces de intentar mirarla con ojos nuevos. Aprender, de alguna forma, a percibirla de manera beneficiosa. Ser flexible, tener curiosidad por cosas nuevas, escuchar otros puntos de vista puede enriquecernos psicológicamente. Las mentes rígidas tienen más problemas, ya no sólo sociales, sino personales, pues moldean la realidad según sus esquemas, sin permitirse ápice de movimiento.

Todo el mundo nos hemos visto en situaciones en las que a pesar de las evidencias, hemos seguido manteniendo nuestro pensamiento, retorciendo, transformando y ajustando los hechos a la medida de nuestra "realidad". Como en cierta ocasión le ocurrió al profesor Osborn en su laboratorio, en el que un ayudante, incrédulo ante los resultados de un experimento, le dijo al investigador:


- No se preocupe, continuaré repitiendo el experimento hasta obtener el resultado correcto.

(La historia completa aquí)



Éste tampoco veía su maleta roja.

Barça- Villanovense


Jugador del Villanovense flipando en el Camp Nou
El Villanovense es un modesto equipo de fútbol extremeño de 2ªB que se clasificó en 2015 para la Copa del Rey. En el sorteo le tocó como contrincante el Barça. Ellos locos de contentos: sería su oportunidad de jugar contra sus ídolos... ¡y de pisar el Camp Nou! Yo, más por extremeña que por forofa, y como amante de historias de davides contra goliats, seguí muy de cerca el asunto. Había mucho que ganar y poco perder. Todo era ilusión y expectativas. Y la sensación de haber ganado ya de alguna manera.
En el Barcelona, en cambio, se vivía la situación inversa. Evidentemente el Villanovense no era rival para él por lo que con toda seguridad ganarían. Pero, me preguntaba, ¿y si perdían?

Mucho que perder, poco que ganar

Seguro que en alguna ocasión te han hecho una analítica de sangre. Por norma general, esos resultados son satisfactorios y te vas a tu casa como has venido. En cambio, cuando no lo son, las emociones negativas se disparan. ¿Por qué no somos capaces de alegrarnos con la misma intensidad cuando nos pasan cosas buenas? Probablemente porque , al darlas por hechas, no las tenemos ubicadas en el polo de "acontecimientos positivos" sino en el de neutros. Estar bien de salud, tener techo y comida, que nuestra familia está viva... son consideradas por nuestro cerebro como neutras (cuando, evidentemente, no lo son) por lo que nos cuesta más trabajo sentir una intensidad emocional paralela a la que sentiríamos si no lo tuviésemos.
Teóricamente tendríamos que sentir la misma intensidad emocional ante la salud que en la enfermedad, pero cognitivamente la colocamos en una zona neutra del espectro por lo que estar saludable no nos da ni frío ni calor.

Es decir, imaginad que pierde el Barça contra el Villanovense: los comentarios serían muy negativos, se buscarían culpables, se querrían depurar responsabilidades... La derrota sería un fracaso mayúsculo. La victoria, en cambio, fue un mero trámite y no produjo ni siquiera satisfacción. 

Hay personas que tras haber superado un cáncer (o cualquier otra tragedia) dicen que es lo mejor que les podía haber pasado. La gente se echa las manos a la cabeza y piensan que es positivismo ingenuo. Yo, además de respetar qué hace feliz a cada cual de cada cual, pienso que probablemente al tener un cáncer todo aquello que consideraba "neutro" ahora lo ha colocado en el punto más positivo del continuo: lo que daba por seguro dejó de serlo y su intensidad emocional positiva es congruente con todo lo bueno que siempre tuvo y ahora valora. 

Estoy escribiendo sobre esto porque me ha costado mucho tiempo entenderlo. Yo misma me he cachondeado de los Mr Wonderful y he ironizado sobre eso de alegrarse por las pequeñas cosas... pero, en algún momento me di cuenta que no podía esperar a los grandes acontecimientos para ser feliz, básicamente porque en una vida normal (como es el caso) ocurre en contadas ocasiones.
Iba de Barça por la vida amargándome por no haber ganado la Champion y en realidad soy un Villanovense, y oye, a mucha honra.



¿Quieres solucionar el problema?


Al vivir fuera, de "vacaciones", vuelvo a mi pueblo. Veo a mi familia y amigas, descanso y mi madre me pone de comer bien de forma exagerada. Es genial y disfruto muchísimo del tiempo. 
Me llama la atención, sin embargo, en conversaciones que tienes con gente que te encuentras por la calle una vez al año, cómo sus problemas siguen siendo los mismos una y otra vez, durante 10 o 15 años (¡¡10 o 15 años rumiando la misma historia!!) sin atisbo alguno de ponerle solución. 
Yo, cuando terminé la carrera, gasté una ingente cantidad de tiempo y de energía en estas charlas informales intentando "ayudar" (orientar hacia la solución, tal como había aprendido, estando más o menos acertada pero siempre con muy buena fe). La experiencia, en cambio, me enseñó, que en muchas ocasiones, la gente se aferra a un determinado problema por miles de razones (pereza, protagonismo, victimismo, desconocimiento, etc...) pretendiendo generar en ti una emoción que consideran deseable, pero nunca la resolución.  Yo he aprendido a callarme y a asentir, a decir pobrecita o vaya movida según sea el caso y a seguir la broma de "yo sí que necesitaría una psicóloga" con un "y quién no", sabiendo, por supuesto, que nunca lo hará.
Es raro entender que por norma general la gente prefiere seguir teniendo un problema que conoce que una solución que le genera incertidumbre. Por eso la primera pregunta que debes hacerte siempre es:

- ¿De verdad quieres solucionarlo?




Si quiero que me abraces, te pido un abrazo.



Estas supuestas palabras de Frida Kahlo se han hecho virales estos días y yo me quedo con la boca abierta. En una relación sana, y da igual si estamos hablando de amor romántico, amistad o familiar, hay que expresarse para que la otra persona sepa cuáles con tus necesidades.
Nadie tiene por qué leerte la mente al igual que tú tienes el derecho de no anteponerte a los deseos de quien te rodea.
El ideal de amor romántico, la creencia de que entre dos personas debe existir una conexión mística  genera un nivel de frustración que no nos permite tener relaciones reales, y por lo tanto, nos provoca infelicidad.

Leer el pensamiento es imposible tanto cuando pretendemos que nos lo lean como cuando creemos leerlo. Al convertir en realidad lo que pensamos que la otra persona necesita estamos despojando por un lado de voluntad a quien tenemos enfrente, y por otro, no estamos dando la posibilidad a la realidad de imponerse.

Parece complicado pero no lo es.

Ejemplo:

A y B no saben qué hacer esta noche.

A (imagino que B no querrá mucho jaleo pues ha salido tarde de trabajar): ¿Quieres que vayamos al cine?

B (si quiere ir al cine es porque no querrá salir de fiesta porque quiere levantarse mañana temprano): Vale, me parece bien.

A quería salir de fiesta. B quería salir de fiesta. Y al final fueron al cine.

Todo lo que estoy exponiendo aquí a lo mejor no es literario, o no queda arrebatadoramente romántico como lo es el escrito de F. Kahlo, pero bueno, siendo una genia, cierto es que no tuvo las mejores relaciones del mundo. Todo depende, imagino, de lo que estés buscando.


¿Por qué me da coraje Mr. Wonderful?


Mr Puterful


Sólo hay que observar la cantidad de páginas en contraposición a Mr. Wonderful que han nacido
durante los últimos años para darnos cuenta de la manía que le hemos cogido al buenrollismo.
Vivimos en una sociedad tan cínica que cuando nos encontramos ante alguien más feliz de lo que consideramos adecuado pensamos que o está fingiendo o es que es tontx. Incluso llegamos a considerar molesta su actitud, siempre positiva, que parece sacada de un póster motivacional.
Pero ¿por qué nos dan ganas de ahogarlos?

Por qué me da coraje la gente feliz


La felicidad es para gente simple. La vida es dura, una mierda en ocasiones, mirarla de frente, sin edulcorar es brutalmente doloroso y no concibes cómo alguien puede ser mínimamente feliz dadas las circunstancias. Si alguien es feliz es porque no ha profundizado, piensas, pero la realidad es que hay personas que son genuinamente felices y no estoy hablando de la felicidad superficial de "vivir sin darse cuenta" sino de la consciente, la que puede elegirse.

No quieres que nadie te saque de tu amargura. Es cierto que cuando tienes un problema que tú consideras insalvable no hay cosa que más te pueda molestar que una consigna simplista tipo: "Seguro que todo se soluciona" o "Si la vida te da limones, haz limonada" Tú, que sientes que tu vida se desmorona y te vienen con esas...


No quieres trabajar para conseguir ser feliz. El cerebro humano (al menos de forma general) tiende al pesimismo. Hemos evolucionado gracias al que tuvo miedo del león... el que dijo que no pasaba nada... en fin...  Actualmente, en cambio, con los niveles de seguridad y bienestar más altos de la Historia, dichos mecanismos no son vitales, son, incluso, perjudiciales, pero es complicado revertir lo que nos es dado por naturaleza. La búsqueda de la felicidad es activa, el pesimismo, pasivo.

Crees que la felicidad es una debilidad. Intenta recordar al héroe típico de cualquier película... Con casi toda seguridad será taciturno, callado, serio...amargado, vaya. O piensa en el "guay" de tu clase... La felicidad, la alegría, no se toman demasiado en serio por eso no es una buena cualidad si lo que pretendes es  "hacerte respetar". Al contrario de lo que se piensa, una de las características de las personas felices es la resiliencia, que es la capacidad de un ser humano de no romperse ante las fuerzas externas. ¿Hay algo que demuestre menos debilidad que eso?

Evidentemente ni puedes con todo, ni el día va a ser chachi piruli sólo por pensarlo, ni una sonrisa cambia el mundo, pero, peeeeeeero, la Psicología Positiva ha demostrado que promoviendo ciertas actitudes y cambiando la forma de interpretar el mundo, sí que es posible ser más feliz, y si las frases te ayudan a recordarlo pues bienvenidas sean.

Yo, que tiendo al drama y al cinismo de forma natural, no soy Mr. Wonderful, pero ¡joder!, me encantaría...
Y sigo aprendiendo.