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La novedad en la rutina


La vida, aunque vivas en Hawai, termina por ser rutinaria. Por norma general, nos levantamos a la misma hora, vamos al trabajo y tenemos un ocio (si tenemos la suerte de tenerlo) que es siempre igual. Llega un momento que hacemos de nuestros días una copia exacta del anterior, no porque queramos (o al menos no la mayoría) sino por costumbre. Piensa sólo un minuto... ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo nuevo?

Hacer cosas nuevas nos hace más felices

Durante la juventud hacer cosas nuevas es relativamente común sobre todo porque estamos disponibles . Quizá es cierto que tenemos algo más de tiempo libre, pero no es el motivo principal, lo que ocurre es que aún estamos buscando "lo que nos gusta". Y... una vez lo hemos encontrado ¡se acabó! Vas a los mismos bares, lees los mismos autores, te juntas con las mismas personas. Y no es que estas conductas sean perjudiciales ni mucho menos, si eres feliz así, genial y a otra cosa,  el problema es que por norma general la rutina termina por aburrirnos, cansarnos y, en el peor de los casos, deprimiéndonos. Siendo así, es curioso comprobar cómo preferimos quedarnos con nuestros hábitos aun sin que éstos nos hagan sentir demasiado bien...

Aprender cosas nuevas, tener relaciones con gente diferente, viajar a lugares desconocidos, pueden, en un principio, generarnos cierta "desazón". Miedo, vaya. Aunque no nos lo admitamos. Para ello nos llenamos de excusas y nos decimos que no tenemos tiempo, o dinero o que realmente no nos gusta tanto la danza... Todo para no salir de la zona de confort (se está tan bien en la zona de confort...). Aún así, si al final decidimos asomar la nariz, los beneficios son incuestionables:

- Aprendemos más y mejor. Ante un estímulo novedoso, nuestro cerebro forma recuerdos más potentes. Una especie de gimnasia cerebral.



- Fomentamos la plasticidad neuronal. En contra de lo que se creía hasta hace muy poco, el cerebro tiene la capacidad de cambiar a lo largo de todo el ciclo vital. Introducir "elementos sorpresa" aumenta esta neurogénesis.

- Nuestra visión del mundo se expande y por lo tanto somos más flexibles y tolerantes.

- Aunque al principio cueste un poco, sólo un primer paso va a provocar que cada vez nos cueste menos y menos enfrentarnos a cosas desconocidas.

- Aumenta la sensación de flow y por lo tanto, de bienestar subjetivo.

- Volver a sentir la emoción de la primera vez... Ese pellizco que parece que te abandona a cierta edad reaparece cuando comenzamos a hacer cosas nuevas.

- Tienes un conocimiento más profundo de ti misma. Probar nuevas actividades hará que descubras pasiones que no sabías que tenías o que abandones sueños que siempre pensaste que era lo tuyo.

Es fácil hacer cosas nuevas, y no estoy hablando de hacer paracaidismo o viajar a Bali (que si quieres, también) es regalarte la oportunidad de probar con un deporte que nunca habías hecho o tomarte un café con la vecina a la que siempre das largas... Nunca se sabe donde podrás encontrar la felicidad.





Aprende a decir no


La sociedad nos hace creer que hay que estar disponible todo el tiempo para todas las personas. 😖

Más en el caso de mujeres que para ser buenas tenemos que ser "cuidadoras" y "abnegadas". 😑😒

Decir no sin sentirnos culpables


Decir no, poner límites, nos llena de culpa porque queremos agradar a todas las personas en todo momento y parece que si en algún momento ponemos por delante nuestras necesidades a las del resto ya somos egoístas o malas hijas/amigas/vecinas/compañeras.

Saber poner límites es una herramienta fundamental a la hora de ser más felices, sobre todo porque muchas veces hacemos las cosas más por obligación que porque realmente queramos hacerlas y esto nos llena de frustración y nos roba muchísimo tiempo vital. Además, la gente que está siempre disponible, entiende que de alguna manera debe ser recompensada de forma recíproca. Cuando esto no sucede (porque no sucede) el nivel de negatividad aumenta.


Adiós a la culpa


- Valora tu tiempo como valoras tu dinero. Imagina que una amiga te pide un millón de euros. Probablemente no dispongas de todo ese dinero pero ella te lo exige, llora, te chantajea emocionalmente. ¿A que aún así no puedes prestárselo? Ésto que vemos tan claro con las cosas materiales no somos capaces de extrapolarlo al terreno emocional. A veces no podemos (o no debemos o no queremos) estar toda la tarde con nuestra amiga porque por enésima vez la ha dejado el novio. No tenemos tiempo. Esto no nos convierte en peor ser humano.

- Invierte en valores seguros. La confianza da asco, eso es una verdad como un templo, y es que, a veces, estamos más disponibles para personas que no son realmente importantes en nuestra vida que para quienes sí lo son porque entendemos su amor como seguro. 

- Di no de forma asertiva. Aprender a expresar tus límites con educación y sin hacer daño es esencial para no sentirte peor aún. 

- Quiérete un montón. Esto es el comodín a todos nuestros males, pero es que es verdad. Sólo si te quieres no te ves forzada a hacer cosas por quien te rodea todo el tiempo para agradar. Puede parecer que las personas altruistas lo son por bondad, y no digo que no las haya, pero en la inmensa mayoría de ocasiones estamos disponibles por miedo. Miedo a que nos dejen de querer. Miedo a que nos dejen de necesitar. 

- Sé flexible con la opinión que tienes de ti. Si tú te has autoimpuesto la etiqueta de "generosa" o "muy buena amiga" piensas que tienes que ser coherente con dicha idea tooooodo el tiempo. Así, si un día no puedes/quieres/debes hacer un favor a alguien esa imagen quedará dañada, lo que te hará sentir culpable. Entiende que una acción no te define.

¿Lo que estoy diciendo significa que no hay que hacer favores?

No.
Significa que hay que ser consciente de en qué y en quién invertimos nuestro tiempo y si realmente lo estamos haciendo por generosidad o porque esperamos que lo hagan por nosotros después. Hacerlo desde el convencimiento, la autoestima, porque quieres, sin esperar nada a cambio es el verdadero altruismo ¿no crees?




Pongámonos serias

Flavita Banana


El humor, la alegría, ha sido devaluada de tal manera que ser serio se ha convertido en sinónimo de responsable, formal y profesional. Se considera la seriedad como un valor empresarial y es que es difícil imaginarnos una reunión de una gran compañía sin rictus graves y faltos de sobriedad en las maneras. Aunque se esté hablando sobre pomos. Como si sólo por el hecho de reírte trabajases menos o peor y justamente las investigaciones han encontrado lo contrario. El humor facilita el ambiente laboral, reduce el estrés y provoca cohesión grupal, además, evidentemente, de aumentar la satisfacción de quien trabaja.
Hay quien es cabal, puntual y se siente comprometida con el trabajo.
Y además se ríe un montón (cuando quiere). Y así, odia los lunes un poquito menos.

Propósitos de año nuevo: Esta vez sí


Los propósitos de Año Nuevo son tan típicos como las uvas o el turrón. Comenzar el año nos da la excusa perfecta de cambiar aquello de nuestra vida con lo que no estamos conformes, pero, ¿sabemos cómo proponernos el cambio? ¿Vamos a hacer lo que hicimos el año pasado, y el anterior, y el anterior?


Aquí algunos consejos si de verdad quieres conseguir lo que te propones.

Pasito a pasito se hace el caminito

El error más común es proponernos imposibles. Aprender inglés, adelgazar, organizarme mejor... son ideas tan abstractas que es difícil saber cuándo has llegado a tu meta, pues no son cuantificables. Un propósito tendrá mayores probabilidades de éxito cuanto mejor definido y más realistas seamos con el mismo ya que tener ideas demasiado exigentes lo único que puede provocarnos es angustia y frustración.

1.- Define tu meta (sé realista). Esta parte es esencial para saber de verdad qué quieres conseguir. Cuanto mejor definida esté, mucho mejor. No es lo mismo decir "quiero hacer más deporte" que "ir al gimnasio 4 veces por semana y los domingos hacer senderismo." Cuantifica siempre que sea posible ya que nos da una idea exacta de cual es la meta.



2.- Ten claros y visibles los beneficios. Aunque esto no es una parte en sí de la consecución de metas yo creo que es imprescindible para no desmotivarnos. Hacer una extensa lista de qué y por qué queremos proponernos lo que nos estamos proponiendo es una forma fantástica de recordarnos el fin de lo que hacemos. 

3.- Qué tengo y qué necesito para conseguirlo. En esta etapa hay que ser muyyyyy sincera con una misma y responderse con total franqueza. ¿Que cualidades, recursos, tiempo, etc, tengo que me facilitan la consecución del objetivo? ¿Qué necesitaría, qué apoyos, qué materiales, qué habilidades tendría que aportar?
Por ejemplo:
Si lo que me he propuesto es aprobar el B2 de inglés ya que el año pasado lo intenté y no pude, tengo que tener claro que a mi favor juega el hecho de que tengo cierta base, que tengo tiempo y mucha motivación. En cambio, necesitaría ir a una academia y ver películas en versión original para acostumbrar el oído a los sonidos. Ser consciente de tus propias fortalezas y de tus debilidades te acerca a buscar soluciones que no puedes tener por ti misma.

4.- Descuartiza. Plantéate retos semanales o mensuales. El ser humano no es muy dado a trabajar con metas a largo plazo ya que somos de recompensas inmediatas (hay quien no, pero es gente con suerte y muy disciplinada, lo que no es mi caso) Lo mejor es proponerse pequeños retos para que puedas ir observando los cambios y motivándote más.

5.- Recompensa o revisa. Cuando llegamos a lo que llamamos hitos, es decir, a esos retos que nos hemos propuesto a corto plazo, tenemos que ver si hemos o no conseguido lo que nos proponíamos. Si es así, busca una recompensa que "gratifique" tu esfuerzo. Si no es el caso, revisa la meta, quizá no era muy realista, o reflexiona acerca de qué has podido hacer que no haya ayudado a conseguirlo. Aquí es importante también la sinceridad y la autocrítica. Se conscientes de qué hacemos mal es el primer paso para cambiarlo.


Tristeza VS depresión



Se usa la palabra depresión muy a la ligera lo que conlleva dos problemas: por un lado se sobrediagnostica, por otro se minimizan las consecuencias de la depresión.



Estar deprimida no es estar tristona, o no tener ganas de hacer algo, o que no te haga ilusión celebrar tu cumpleaños... La tristeza es parte de la vida, aunque en la sociedad del cupcake fascism no se tolere y se medique cualquier sensación que no sea absoluta y continua felicidad.  Hay cosas que nos ponen tristes e incluso momentos en los que lo estamos y no sabemos muy bien por qué. Normal.

La depresión en cambio, tiene tres dimensiones por así decirlo: cognitiva, afectiva y conductual.
Piensas que nada tiene sentido, que nada va a cambiar y/o que no vales para nada. No piensas con claridad y te cuesta tomar decisiones.
Sientes  tristeza y desesperanza además de no conseguir sentir placer con nada.
Actúas de forma diferente, bien duermes mucho o muy poco, comes nada o demasiado, te falta energía... Incluso puedes estar más irritada.

Prácticamente no tienes ganas de vivir y todo lo que tienes que hacer te cuesta un esfuerzo hercúleo. No es pereza, no es flojera, no es no querer. Pero creo, que aun con todo lo que se ha escrito sobre el tema, lo mejor que podéis hacer para entenderlo es escuchar esta canción.




La depresión es una enfermedad seria que puede llegar a ser mortal en el peor de los casos y es que la relación entre depresión y muerte por suicidio es altísima. Entenderla, acompañar y  no tratarla a la ligera es un buen punto de partida si alguien a tu alrededor la sufre. Y si eres tú, pide ayuda.


Yo es que soy muy sincera


La sinceridad, una cualidad, a priori, deseable, se ha convertido en la carta blanca a la que mucha gente maleducada se aferra para decir todo lo que quiere.


Muy sincera...

- Estás más gorda.
- No me caes bien.
- Tu tarta está seca.

La total sinceridad tiene mucho más que ver con el ego que con la intención de ayuda. Pensar que todo el mundo, en todo momento, tiene que saber todo lo que piensas es de un egocentrismo evidente. Tu opinión es tú opinión y no darla siempre no significa que no seas una persona verdadera o sincera, sólo que entiendes que no es necesario.

El otro día...

Iba yo con mi pelo recién teñido y me suelta una conocida:

- Te queda peor ese color que el que tenías.

En un bar.
Con todo el grupo delante.

Qué tontería, pensaréis, aquellas cuya autoestima sea adecuada... a mí ese día me pilló con las defensas bajas y lo único que consiguió es que me sintiese incómoda toda la noche (vale, toda la noche no, unas tres cervezas) A lo que voy es que decir lo que al final sólo es una opinión sólo sirvió para que yo me sintiese mal ya que no podía cambiar nada en ese preciso momento.

¿Entonces es mejor mentir?

Depende... creo yo.

¿Te han preguntado?
En muchas ocasiones nos creemos con el derecho de opinar de la vida de la gente sin que nadie nos haya preguntado. 


¿Conoces bien a la persona?
Todas las relaciones no son iguales. Probablemente puedas ser más sincera con gente más cercana y porque, al conocerte, sabe que se lo estás diciendo desde la preocupación y/o desde el cariño.

¿Es el momento adecuado?
Si tiene un moco, no se lo digas delante de su jefe. Llévate a tu compañera a un lado o díselo de forma sutil. En este punto me gusta mucho lo que se llama la regla de los 3 segundos: si lo que vas a decir no puede ser modificado en tres segundos, mejor no lo digas.

¿Lo estoy diciendo de forma asertiva?
Si te preocupa que tu mejor amiga esté adelgazando mucho, no le digas que se está quedando que da pena verla. En el momento adecuado, dile que estás notando que está perdiendo peso, que si se debe a algo o si se encuentra bien. Las formas te permiten expresar lo mismo sin herir.


Ain't got no, I got life


La habréis oído miles de veces ¿pero la habéis escuchado alguna vez?



Hay canciones por las que pasearse cuando se pierde la esperanza... para más aquí

Aumentar la autoestima en la infancia


El otro día escuchaba Nadie sabe nada un programa (a priori, de humor) de radio de Berto Romero y Andreu Buenafuente, que, por cierto, recomiendo. Buenafuente contaba que había tenido una "discusión" con su hija sobre cómo se llamaba el monstruo de las galletas. Resulta que al final la niña tenía razón a lo que Berto le pregunta:

-¿Le has dicho lo siento? Hay que decir lo siento a los niños-

Y no, no se lo había dicho, y eso me hizo reflexionar cómo desde la adultez tratamos a las criaturas pretendiéndoles unos estándares morales y unos comportamientos que nosotras mismas no tenemos.

Reforzar la autoestima en la infancia

No se puede, evidentemente, hablar en los mismos términos a una criatura que a una persona adulta, pero sí con la misma intención: de forma asertiva para no dañar. Nadie lo hace de manera consciente ¡faltaría más! pero es cierto que en ocasiones tenemos menos paciencia o cuidamos menos lo que decimos a nuestrxs hijxs que a cualquiera que pasa por la calle.

Tú eres su ejemplo.
Todo lo que digas será La Verdad,
por eso tenemos que estar pendientes de lo que decimos.

Reforzar la autoestima en estas etapas es básico para que maduren desde la salud. Os dejo algunos ejemplos de lo que todo el mundo hacemos de vez en cuando:

- ¿No me das un beso? Pues ya no te quiero.

Hay que hacer entender que el amor es siempre incondicional. Chantajear con irte o dejar de querer es algo que no entienden como broma ya que en muchas ocasiones aún no han desarrollado el pensamiento abstracto. El comportamiento deseado debe conseguirse de otras maneras nunca haciéndole pensar que va a dejar de ser amadx.

- Eres muy pesada/llorona/desordenada

Intenta usar las etiquetas lo menos posible. Habla sobre comportamientos, no cualidades ya que puede llegar a creérselas.

- Tu hermana ayuda en casa.

Comparar ¡nunca! es buena idea. Lo único que puede generar es animadversión por la persona con la que comparas pero no estimula el cambio de conducta.

- Eso es lo que tienes que hacer.

Valora sus esfuerzos por pequeños que sean. Refuerza cada paso que da y hazle saber lo que sientes al respecto. Si querías que recogiera los juguetes, mejor di, me siento muy feliz porque lo has recogido todo estupendamente. Eres genial. No es "lo que tenía que hacer". Está aprendiendo.

- Te vas a caer.

Anima a explorar el entorno de forma autónoma. Esto no quiere decir que dejes que corra peligros, tú ahí, pero sólo para ayudar en el caso de que algo ocurra, no para guiar. Una criatura miedosa no puede desarrollar una autoestima equilibrada.

¿Qué te gusta oír a ti?

Habla como te gusta que te hablen, no tiene más misterio. Exprésale gratitud, amor, confianza, respeto, cariño de forma genuina y diaria. En su cerebro se formará la idea que es un ser humano válido y que siempre estarás ahí, pase lo que pase.



¿19 días y 500 noches?


¿Cuánto dura el desamor?

19 días y 500 noches que decía el poeta que hace canciones... y es así... más o menos... entre 6 meses y 2 años dependiendo de la persona, la sociedad, el tipo de relación y la ruptura en sí, entre otras variables.

Una ruptura es, a nivel cerebral, como dejar las drogas. El amor, sobre todo en fase de enamoramiento, te pega un subidón de dopamina. La dopamina es el neurotransmisor que actúa en el llamado centro de recompensa, es decir, el que provoca bienestar y sentimiento de plenitud. La cocaína, por ejemplo, actúa bloqueando la recaptación de dopamina lo que hace que haya más y, por lo tanto, el cerebro se siente "mejor". Todo el mundo entiende que el síndrome de abstinencia de la cocaína se produce cuando se deja de suministrar la droga, ¿no? No hay coca, no hay dopamina por lo tanto el cerebro se estresa. Pues con el amor igual. Así que no hay que tomarse a la ligera una ruptura, porque, además del estrés biológico puro y duro, tenemos que atender también a todos los aspectos personales y sociales que el desamor provoca.

¿Qué puedo hacer yo?

A ver... pasarlo lo vas a tener que pasar y duele un montón. Pero, peeeeeero, podemos poner algo de nuestra parte para que pase lo antes posible o que al menos, seas mejor cuando todo acabe. El tiempo por sí mismo no cura, cura lo que hagamos en ese tiempo (y sí, parece una frase de Mr. Wonderful, pero es verdad)

1.- Haz reposo. No se te ocurre salir corriendo el día que te rompes una pierna, ¿a que no? Pues el amor igual. A veces parar es una oportunidad para pensar dónde queremos ir.

2.- Acepta. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero cuanto antes seas consciente de la realidad de tu nueva situación, antes podrás "curarte". Instalarte en la fantasía de una segunda oportunidad palia el dolor presente pero alarga el proceso.

3.- Rompe el contacto. Al menos al principio y siempre en la medida de tus posibilidades (es más difícil cuando se tiene descendencia o bienes en común). También en redes sociales. Pero no vale dejar de seguir y luego cotillear todo desde otra cuenta... Sé fuerte e intenta no mirar sus actualizaciones.

Habla de lo que te está pasando pero que no se convierta en monotema.
Es negativo para ti (y para quien te rodea)

4.- Haz una lista de las cosas malas. Es muy común pensar y requetepensar en las cosas que te hacían feliz, pero eso no hace más que "alimentar" la conexión. Es el momento de sincerarte y escribir todo aquello que no te gustaba y, por lo tanto, de las posibilidades que ahora se abren. Por ejemplo, si la otra persona odiaba viajar, piensa que ahora tendrás más oportunidades de hacerlo. También más tiempo.

5.- Ensobérbiate. Vale. Esta palabra es inventada pero no encontraba ninguna que expresase la idea: la soberbia, tan denostada en nuestro imaginario judeo-cristiano es una buena aliada en estos casos. No permitirte llamar, ni escribir, ni quedarte en casa otra noche...Volver a sentir que tienes el control, en definitiva...

6.- Haz cosas nuevas. La novedad provee a nuestro cerebro de ciertas dosis de dopamina. Visita un lugar desconocido, sal con esas compañeras a las que siempre habías puesto excusas, apúntate a teatro... Lo que te guste, lo que te apetezca.

7.- Reestructura tus creencias. Al dolor emocional se une, en estos casos, el dolor social. Es decir, cuando alguien deja las drogas la sociedad lo ve como positivo, en cambio, una ruptura amorosa conlleva una mochila de ideas que no son del todo útiles. En esta sociedad la soltería es casi un estigma que considera a la persona "no válida". Reestructura esta creencia. La soltería es una opción y no condiciona el hecho de ser o no feliz. Por culpa de esta creencia en muchas ocasiones nos vemos envueltas en relaciones sin amor o buscando desesperadamente otra, cuando la anterior falla. Eres quien eres independientemente de tu pareja. Grábalo a fuego.

El desamor es un proceso complicado por el que la mayoría pasamos o pasaremos en algún momento de la vida. Es una mierda, pero como todo, tienes la libertad de elegir cómo tomártelo: si prefieres ser una víctima o salir más fuerte para construir mejores relaciones en el futuro (si es el caso).

Si estás en ese momento, lo siento. Paciencia y fuerza. El dolor terminará por pasar.
Te lo aseguro.



La experiencia no es suficiente




"Es muy madura para su edad porque ha pasado por mucho en la vida"

Habré escuchado esta frase (y variantes) cientos de veces, como si la experiencia por sí misma te fuese dando puntos de madurez. En cambio, cualquiera puede constatar que hay gente que aún habiendo vivido acontecimientos duros no crece, ni mejora, ni aprende, porque para hacerlo hay que invertir cierto esfuerzo... y no todo el mundo quiere.

Experiencias ¿transformadoras?

Existen miles de vídeos, libros e historias sobre personas a las que les cambió algo por lo que pasaron. Una inspiración repentina llegó a su forma de ver las cosas. Bien, puede pasar, pero no es lo más común. Las personas somos lentas y torpes a la hora de cambiar hábitos y creencias por lo que sólo una profunda convicción de necesidad de cambio y un "entrenamiento" es lo más eficaz para que se mantenga a largo plazo. ¡Pues vaya rollo! Pensaréis, si la idea era un soplo divino de motivación. Siento la decepción. La psicología, más que una liposucción,  es una dieta equilibrada y mucho ejercicio físico. Por eso no sólo depende de la cantidad o la calidad de experiencias que nos vayan ocurriendo, sino cómo las gestionamos.


¿Cómo se aprende de la experiencia?

Hay alguien tan inteligente que aprende
de las experiencias de los demás.
- Voltaire-
- Acepta lo que ha ocurrido, no excuses, no evites. Intenta explicarte de la forma más objetiva posible qué es lo que ha pasado. Sé sincera contigo misma (aunque no lo seas con quien te rodea).

- Asume que somos responsables, no víctimas. Vale, hay experiencias de todo tipo, pero en muchas de ellas tenemos más responsabilidad de lo que creemos. Intenta ser consciente de qué causas has podido propiciar para que las cosas hayan ocurrido como ocurrieron, no para culpabilizarte, sino para aprender qué es lo que no quieres volver a hacer.

- No repitas patrones ¡cambia! Si te dio un infarto por estresarte mucho en el trabajo, busca ayuda para dejar de hacerlo, no vas a cambiar tu conducta laboral por obra de birlibirloque (me encanta birlibirloque). Como dijo Einstein: no esperes resultados distintos si haces las mismas cosas.

- Profundiza. EL problema es que muchas veces la vida nos lleva a todo ritmo y no somos capaces de digerir. Además, la cultura de hacer y estar siempre bien, no nos permite pararnos y reflexionar por lo que nos vamos quedando en las capas superficiales de lo que nos va pasando... Profundizar en el por qué y cómo nos sentimos al respecto, es un gran paso para poder aprender.

- Decide cómo quieres comportarte al respecto. Las cosas pasan. Es una mierda, pero es así. Hay gente que pasa por situaciones terribles y aún así deciden construir y sobrevivir. Siempre se puede tomar la decisión de cómo afrontar lo que nos pasa y, hacerlo de la forma más útil, es verdadera inteligencia.



Hoy tengo el guapo subido


Imagino que a quien sea terriblemente bello no le ocurrirá, pero a las personas del montón, a las de ni fu ni fa, nos varía el autoconcepto de belleza como si de un columpio se tratase... Unos días te ves como un troll, otros días con el guapo subido... pero ¿por qué?

Por qué unos días me siento guapa y otros horrible

Estás lavándote los dientes antes de irte a trabajar, te miras al espejo y ¡horror! ¿quién es esa del espejo y por qué me odia? Al día siguiente (o incluso al cabo de unas horas) esa misma chica te sorprende desde el reflejo de un escaparate, pero es una chica guapa, a gusto consigo misma. Y es que la percepción de la belleza es, aunque con matices objetivos, principalmente subjetiva, más aún si hablamos de la propia, en la que confluyen hechos y pensamientos, comportamientos, comparaciones y hormonas.

Hay días que una se levanta con la cara hinchada, ojeras de mapache y el pelo loco, esto es así, nada que no pueda solucionarse (si es que te apetece) con un café y algo más de tiempo en chapa y pintura. De lo que hablo es de los días que después de haberte vestido, peinado y maquillado (si es el caso) como haces siempre, te ves fea en el espejo. 

Suele deberse a varias razones:

Hormonas: el cómputo hormonal varía según el momento. No sólo ocurre con las mujeres, también en los hombres aunque sea menos conocido. Las hormonas tienen el poder de influir en nuestra química cerebral por lo que la percepción que hagamos de nosotras mismas se verá alterada según "mande" una u otra.

Comparación social: está demostrado que verse expuesto a personas muy bellas genera sensación de fealdad en uno. Obvio, ¿no?, el problema actual es que ahora la comparación se puede hacer desde nuestras casas, a través de la televisión, revistas y, efectivamente, las redes sociales. Nunca hay que olvidar que una red social es el escaparate que el otro usa para enseñarse, así que no compares tu vida con lo que alguien muestra en una red social. Compara tu red social si acaso ¿a qué no hay tanta diferencia?

Antecedentes: probablemente no te verás igual después de haber perdido en una competición que la mañana después de haber recibido un premio... Como ya hemos comentado, la autopercepción, más que en la realidad, se basa en creencias previas, en sesgos sobre nosotras mismas. Cuando una se siente bien consigo misma, probablemente se percibirá mejor.

¿Podemos dejar de sentirnos así?

Probablemente no, aunque sí podemos mitigar los efectos que esta percepción provoca en nuestra vida:
- Sitúa la belleza en un lugar razonable de tu escala de valores. La belleza, aún siendo una cualidad muy aceptada en nuestra sociedad no es realmente "vital", vaya, que no te mueres por ser feo, ni dejas de comer, ni te deja de querer tu familia, ni tienes más probabilidad de morir en un accidente. La belleza puede ser deseable pero jamás dejes de hacer algo por no sentirte adecuado.

- Sé realista. No todo el mundo es Angelina Jolie ni el moreno ese que salía en "El Príncipe" aunque quisiéramos. Eres quien eres. Eres como eres. Amargarte o no aceptar la realidad no va a cambiarla. Céntrate en lo que puedes hacer para potenciar tus puntos fuertes.

- Cuídate. Tengo una amiga que cenaba lechuga y se hacía un masaje con crema reductora y se percibía como más delgada. Ella se reía sabiendo que no era posible, pero "se veía" mejor. A lo que voy es que nos sentimos mejor si invertimos algún tiempo en cuidarnos. Después de una ducha, de un partido de tenis o cuando te haces las cejas te ves de una forma más positiva. El autocuidado es imprescindible para tener un buen autoconcepto.

- Esto también pasará. Los días malos, pasan, las hormonas se equilibran, esta noche dormirás mejor... Los momentos en los que te percibas francamente mal convéncete (porque es verdad) que no vas a sentirte así el resto de tu vida, como no siempre sientes que estás increíble. Esto también pasará.
Ya lo verás.

Autoayuda de la buena


- Lo que yo voy en contra es cuando nos venden ese "tú pide y se te dará" y pides y pides y pides y no se te da, te deprimes y te frustras porque entonces dios, entonces la vida, es que no es como tú quieras, es como las cosas se dan. Tenemos una gran injerencia en las cosas ¡por supuesto! Si haces las cosas bien, pues te irán las cosas más o menos bien, pero hay gente que fuma toda la vida y no le pasa nada y gente que no fuma nunca y le da cáncer. La vida es difícil, la vida es injusta, la vida no es fácil, no no más para nosotros, para el mundo entero.

- Oye, pero con esto que estás diciendo, el público tiene que salir llorando[...] ¿por qué la gente sigue yendo a verte al teatro?

- Porque entonces digo otro discurso de, pero a pesar de eso, ESTÁS AQUÍ y está padrísimo y hay cosas increíbles y tienes la capacidad de enamorarte y de levantarte y de trabajar y de ser feliz. Y tienes el mar y la playa ¡y el chocolate!.
A lo que voy es a la parte positiva de la vida que es real. Estás aquí y tienes una sola vida. Te vas a morir. ¿Hay problemas? También. ¿Está injusto? Pues sí. Pero te vas a morir. ¡Chíngale! Trabaja, éntrale,enamórate, caete, levántate, vete a la playa, disfruta lo que tengas que disfrutar, trabaja lo que tengas que trabajar, deja de decretar, deja de pedir, para el trasero y ve a luchar por lo que te mereces en la vida.


El éxito no normativo


En unos días tengo una reunión con mis antiguas compañeras de clase. Me hace mucha ilusión pero todo el mundo sabe cómo son estas cosas: que si te has casado, que si cuánto ganas, que si tienes hijxs. Tu vida  valorada en indicadores cuantificables para dilucidar quién tiene más éxito. Quién ha fracasado. Quién es mejor. Es absurdo compararse, lo sé. Una tontería que te preocupe lo que la gente piense de ti. Pero soy humana, y me ha generado cierta ansiedad porque en mi caso, atendiendo a los hechos que compartes entre cervezas, mi vida puede parecer una mierda.
Esto me ha hecho plantearme que aún estando en uno de los mejores momentos vitales que recuerdo, normativamente hablando, soy un fracaso, pero ¿por qué? Y sobre todo: ¿qué hago para dejar de sentirme así?

OWLTURD (traducido)

Tanto tienes tanto vales

No es dinero en sí, al menos ya no tanto como lo era en generaciones anteriores, pero el éxito sí que sigue relacionado con lo que tengas... Un trabajo apasionante, viajes a lugares exóticos, una pareja encantadora, una casa en propiedad... Cada cual ya dependiendo de su propio ideal. Al final, no hay éxito si éste no puede palparse. Puedes ser brutalmente feliz viviendo con tu abuela y tu perro, trabajando en lo que te salga para ganar un dinerillo y yendo a pasear al monte que es lo que te llena, que la sociedad va a considerarte un fracaso.
Si es tu caso, y te tienes que enfrentar las próximas fiestas a un sinfín de cenas familiares, de vecinas  
que preguntan qué los hijos pa' cuando o a la mesa de lxs solterxs en la boda de tu prima a lo mejor te sirven estas ideas:

- Siéntete orgullosa de tu estilo de vida. Haz una lista de todo lo que te gusta de la vida que llevas. Siente orgullo de todo lo que has conseguido. Sé consciente de qué es lo que importa para ti.

- No des demasiadas explicaciones. La gente a veces se pone muy pesada. No intentes justificar tus elecciones. Hay una técnica de comunicación asertiva que a mí me parece muy eficaz: el banco de niebla. El banco de niebla o claudicación simulada consiste en dar la razón a nuestro interlocutor pero manteniendo nuestro posicionamiento.
Ejemplo:

        Tu tía: - ¿Por qué no te presentas a las oposiciones? Tu prima ahora tiene un trabajo fijo y está muy contenta.

        Tú: - Sí, hablé con ella el otro día y la noté muy feliz, pero a mí de momento me gusta lo que hago.

        Tu tía: - Ya, pero no tienes mucha seguridad laboral.

        Tú: - Es verdad pero ahora estoy muy a gusto así.

Y así hasta que se canse. Lo importante es mantener tu discurso para no terminar atacando a la otra persona o entrando en una discusión.

- Tómatelo con humor, exagera y llévalo a lo absurdo. El humor es una herramienta poderosísima. Si te echan en cara que cómo sigues soltera con la edad que tienes diles que es que eres inaguantable o que estás esperando que Justin Bieber deje las drogas... lo que sea para que no vuelvan a preguntar.

- Alégrate por las otras personas. Comparte la alegría por el éxito ajeno. Compararte, sentir envidia, es la muestra más evidente que algo no funciona bien en tu propia vida.

- Intenta disfrutar. No te centres en las personas que te restan energía. Habla con el compañero que te parezca más interesante, siéntate al lado de tu abuelo, aléjate de tu tío el pesado...  Enfócate en aquello que tenga valor. También es tu fiesta.

Sé que es fácil decirlo y difícil hacerlo, pero repite conmigo:
No tienes nada que demostrar a nadie.
Yo me estoy convenciendo.

Ya os contaré qué tal.

Yo VS Mi idea de mí


Haber aprendido a flexibilizar mi autoconcepto es, quizá, una de las cosas que más me ha acercado a la felicidad. Saber que no SIEMPRE tengo que ser como creo que tengo que ser y eso no significa que deje de serlo... ¿demasiado lío? Lo explico:

Autoconcepto

Es lo que tú piensas de ti.
Sin más.

La Psicología tiene varias teorías para explicar cómo y por qué se forma pero no es lo que más me interesa, lo importante es que sepamos que tenemos una opinión de nosotras mismas y sentimos la necesidad de ser permanentemente coherentes con la misma.

Ejemplo:

Yo me considero buena hija.

Ser buena hija implica un montón de ideas que yo tengo respecto a lo que creo que es ser buena hija: hacer caso de lo que me digan, visitar a mi familia los jueves y tener una vida ordenada de la puedan sentirse orgullosos, por ejemplo.

Imaginad que un jueves una amiga me dice de ir a comer y nos líamos de cervezas y no puedo ir a casa de mis padres a hacer la visita que hago siempre.

Mi idea de buena hija y mi comportamiento no han sido coherentes por lo tanto entramos en lo que se llama disonancia cognitiva (yo uso ésto como la regla de tres en matemáticas, para todo)
Como el cerebro no permite estar en contradicción tenemos 2 opciones:

- Minimizamos el comportamiento para que siga acorde con lo que pensamos de nosotras.
 "Por una vez no pasa nada" "Ir los jueves tampoco es tan importante" "Conozco mucha gente que no visita a sus padres todas las semanas y no son malos hijos"

- Cambiamos la opinión que tenemos de nosotras mismas.
"Si no he ido hoy, significan que no me importan y por lo tanto no soy buena hija"

Lógicamente la opción primera es mucho más adaptativa que la segunda, pero, más de lo que imaginamos, nos comportamos de la segunda manera ¿por qué? Porque no somos flexibles con nuestra opinión del yo.
Si soy inteligente NUNCA puedo comportarme de forma absurda, si soy simpática no puedo tener un día antipático, si soy activa no puedo quedarme un sábado en casa bajo ningún concepto y así infinitamente. Y lo cierto es que el ser humano más que una etiqueta es un continuo en el que vamos de un extremo a otro según sea la necesidad. Es cierto que tendemos a ciertos comportamientos, y está bien conocerse y ser capaz de definirse, pero no de manera absoluta y rígida porque la vida no lo es.
En ciertos momentos vitales la propia vida nos obliga a comportarnos de forma incoherente con nuestra idea del yo. Ésto genera mucha ansiedad si no somos conscientes que por un lado, no es inteligente ser siempre de la misma manera y por otro, que un tiempo determinado no te define.

Recuerda:
Un comportamiento no cambia lo que eres. Acepta tu multidimensionalidad. 
Y es que...

Eres inmensa. Contienes multitudes.
(Walt Withman)

Un mal día



La felicidad (o su búsqueda) no es perpetua ni constante, es absurdo pensar lo contrario. Hay acontecimientos que escapan a nuestro control y nos hacen sentirnos tristes. Es normal. Es la vida (la puta vida, en ocasiones)
En una sociedad que nos apremia por estar siempre "top", tenemos que tener la suficiente inteligencia para permitirnos los días malos, entendiendo que sólo es eso: un mal día.

Un mal día ¿qué hago?

1.- Permítete sentir tristeza. Rebelarnos contra lo que sentimos es contraproducente. Si nos enfadamos ante la tristeza, además de estar tristes, estaremos enfadas. No pierdas energía en las preguntas de ¿por qué ahora?, ¿por qué a mí?, ¿qué es lo que me pasa?. Estar triste es lícito.


2.- Cuídate. Haz algo que te guste o necesites. Si es sofá y manta, sofá y manta. Sé capaz de escucharte y perdonarte.

3.- No tomes decisiones. La tristeza tiene la oscura manía de no hacernos pensar con claridad. Si el pozo es profundo, vamos a distorsionar la realidad, así que lo mejor es no tomar decisiones importantes en momentos muy bajos. Espera a encontrarte mejor de ánimo para cambiar las cosas.

4.- Entiende que ésto también pasará. Me gusta pensar en los días malos como caídas en lugar de recaídas. Un mal momento no tiene por qué convertirse en una racha, ni mucho menos en el resto de tu vida. Imagínate cuando todo pase. Piensa en las cosas que harás y que disfrutarás. Quítate de la cabeza que vas a sentirte así para siempre.

5.- Intenta medir qué nivel de importancia tiene realmente. El ser humano se ahoga en un vaso de agua por eso es importante colocar lo que nos haya pasado en un punto del continuo entre una ligera molestia a la mayor tragedia que te puedas imaginar. Imagina que se te rompe una pierna que te impide hacer el viaje que tenías planeado con tus amigas. Te hace sentirte triste, normal. Pero mira con perspectiva:
¿Es algo realmente doloroso?
¿Es una tragedia?
¿Es lo peor que podría pasarme en la vida?
Quizá de 1 a 10 lo pondrías en un 3... eso no significa que no tengas derecho a estar triste ¡faltaría más!, sólo que seas capaz de saber y ser sincera contigo mismo sobre por qué lo estás. 

Malas rachas tenemos todos, lo que pretende la psicología positiva es que no se convierta en una mala vida. Cuantas más herramientas tengamos, más reforzadas saldremos de según que circunstancias.

Happyist Girl!


De alguna forma podemos hacer un poco más amable la vida de alguien.
¡Eso sí que es un buen súper poder!

¿Y tú?
¿Has hecho hoy feliz a alguien?

El trastorno de ansiedad explicado en cómics



La ansiedad es más que estar nerviosa. Es un sentimiento de inquietud y preocupación constante que te impide hacer una vida "normal".


OWLTURD



A veces puede deberse a una situación concreta pero por norma general es un miedo profuso "sin saber muy bien a qué"

@adelaxd.dibujos

Yo no siempre fui feliz



Escribo sobre la felicidad porque yo aprendí a ser feliz. Yo, que genetica, social y/o cognitivamente tiendo al drama, he de decir que me costó encontrar la forma, pero, aun siendo un camino, puedo asegurar que es posible y que soy feliz hoy, que es mucho más de lo que puedo decir de mi pasado.
Con esto quiero poner en valor que todo aquello que escribo no son ideas sacadas de un libro, son trabajos que por mí misma sé que funcionan y que científicamente se ha demostrado que así es.

En una conferencia, Emilio Duró (puedes verla aquí) hablando sobre empresas, explica los pasos que hay que seguir para mejorar tu negocio. Yo extrapolé esos consejos a mi vida personal. Al final, lo que viene a decir, es que, a no ser que seas un genio (lo que no es el caso), lo óptimo es que observes a la persona que tiene éxito en aquello que tú pretendas tenerlo ¡y lo copies! 
Yo empecé a fijarme en personas felices, qué hacen, cómo piensan, cómo se relacionan con la realidad y con quien les rodea... Y, evidentemente, atendiendo a mis necesidades y a mi propia personalidad, adopté conductas. Estaba claro que haciendo lo que llevaba haciendo toda la vida no iba a cambiar nada, porque yo tenía muy claro los referentes de cómo NO quería ser, cómo no tenía que comportarme si lo que quería era era estar bien,  pero la Ley de Flotación no se descubrió mediante la contemplación de las cosas que se hunden.

Por eso, si es que es lo que quieres, encuentra a alguien que conozcas que sea genuinamente feliz (no que lo parezca, que hay mucho de eso hoy en día) y observa. Pregunta, incluso, si puede ser. Comprende por qué es feliz e inténtalo tú también.
Fijémonos en las cosas que flotan.

Ser feliz después de los 30


Leo el otro día un articulo descorazonador: A partir de los 30 la gente casi nos escuchamos música nueva, es decir, nos quedamos escuchando en bucle canciones que ya conocíamos, que nos gustaron durante nuestra adolescencia y juventud. Y no es cuestión que ya no se haga música buena (aunque todas la generaciones creamos que es así) es que las emociones que nos hacían sentir ciertas
canciones en estas etapas vitales no pueden ser replicadas en la adultez: No es la música, eres tú.

Durante la adolescencia todo es emocionante y perturbador y la música es el medio perfecto para expresarse. La memoria emocional, la más potente de todas, se llenó durante esa época de canciones que hoy nos recuerdan lo que quizá pensamos que fueron tiempos mejores. A partir de los 30, por norma general (y debido a lo que la sociedad espera de ti) las cosas se vuelven más aburridas, las responsabilidades crecen y el cansancio llega. Es difícil que algún plan te emocione de la forma que cualquier cosa te fascinaba antes, el nivel de entusiasmo disminuye...
entonces ¿es posible ser feliz más allá de los 30?


The Awkward Yeti

Ser feliz en la adultez ¿misión imposible?

Hablo con la gente que me rodea, ya bien entrada en la treintena, y, aunque se consideran felices, satisfechas, admiten que no disfrutan de las cosas tanto como antes. La falta de tiempo, el agotamiento con el que se llega a final del día o los no debería, suelen ser las causas más comunes. Siempre nos dejamos para después, ponemos las búsqueda del placer, la felicidad de una misma, en el último peldaño del día o al final de la lista de recursos. Si bien es cierto que es un poco más complicado encontrar cosas por las que apasionarse una vez llegamos a cierta edad, no es imposible.

1) Busca, busca y busca hasta que encuentres algo que te encante hacer. Lo que sea, sólo porque sí, aunque sea "inútil". Encontrar una motivación más allá de la cotidianidad incrementa los niveles de felicidad.

2) A quién le importa lo que yo haga. El padre de una amiga, médico, con tres hijas, decidió estudiar música cuando éstas ya eran mayores. Iba a solfeo con criaturas de 6-7 años. Conozco muchísima gente que no lo haría sólo por prejuicios, por eso de qué van a pensar de mí... Si esa gente no tiene la capacidad de hacerte feliz, ¿por qué tiene la capacidad de hacerte infeliz sólo por lo que puedan pensar? En serio, aporta o aparta.

3) Tiempo... ese tesoro. Hoy en día que el tiempo siempre nos viene corto encontrar un rato es más difícil que encontrar oro aún así, tenemos que poner el disfrute, la felicidad como prioridad, tanto como comer o trabajar y organizarnos el tiempo alrededor.

4) No tengas miedo a las cosas nuevas. Conocer gente, aprender un nuevo idioma, viajar a un país desconocido... pueden ser actividades que te emocionen. En muchas ocasiones el problema de la adultez es que hacemos siempre lo mismo, de la misma manera, por lo que nuestro cuerpo (y emociones) tienden a acostumbrarse y por lo tanto no nos genera el mismo "subidón". Hacer cosas nuevas que nos gusten puede devolvernos las mariposas del estómago, la intensidad necesaria para queramos escuchar nuevas canciones.

Si la realidad no encaja en mis esquemas... cambio la realidad



Historia real



Para que entendáis la historia tenéis que saber que mi madre es una máquina. En un ring, mi madre vapulea al mayordomo de Tenn, a la Roomba y al que ahora se llama Don Limpio sin pestañear. Es como un huracán pero al revés, va dejando orden y limpieza por donde pasa.
Este verano, mientras estaba de vacaciones en su casa, me fui un par de días a ver a mi abuelo. Yo le había traído unos pantalones que aún estaban en mi maleta, convenientemente tirada en el suelo de mi cuarto. 

Teléfono

- Hija, ¿dónde están los pantalones?
- En mi maleta mamá.
- Voy a cogerlos, ¿vale?- (es su casa, sus pantalones y la maleta que ella me compró, pero es una mujer muy prudente)- ¿Necesitas que te lave algo?
- No mamá, traigo todo limpio- Evidentemente.
- ¿Seguro? Mira que tengo que poner una lavadora de oscuro y así aprovechas porque ya sabes que tu lavadora no es muy buena y encima allí con la humedad que no se te termina de secar nada y eso al final huele que parece que no lo has lavado en tu vida, porque la ropa- y una larga retahíla sobre detergente, bacterias y lavadoras que no vienen al caso.

Al volver, de forma inconsciente, creí que mi madre, al haber visto la maleta aún sin deshacer en el suelo, la habría recogido. Al día siguiente le pregunté que dónde la había metido. 

- Está donde la dejaste, yo no la he tocado.

Volví a mi cuarto, incrédula, y allí estaba:
No había visto la maleta. No vi una maleta roja en medio de mi cuarto de tamaño normal.

Este hecho, además de confirmar mi despiste extremo, me hizo recordar hasta qué punto nuestras creencias previas pueden modelar la percepción de la realidad.

Percepción arriba- abajo

Pensamos que todo aquello que percibimos lo hacemos basándonos en hechos objetivos que, al pasar por nuestros sentidos, llega a nuestro cerebro, pero, según los estudios realizados sobre el tema, se ha descubierto que los esquemas, la memoria, la atención, la información previa, las expectativas... influyen en la interpretación de lo que vemos, oímos o sentimos, de forma que, la realidad es tamizada por todo nuestro sistema cognitivo.
Esta forma de actuar es adaptativa: imagina que cada elemento que percibimos tuviésemos que interpretarlo por separado y cada vez, sería una locura y no tendríamos tiempo ni capacidad para hacer otra cosa. Pero (siempre hay un pero), se convierte en un hándicap cuando partimos de la base que nuestra realidad es la única objetiva y por lo tanto, la única verdadera. 


¿Y tú de qué color ves este vestido?
La imagen de este vestido se hizo viral debido a que había gente que lo percibía como azul y negro y otras personas, en cambio, como blanco y dorado. Entender que un estímulo, aparentemente objetivo, puede ser percibido de dos maneras, válidas ambas, es un paso pequeño pero apasionante hacia la comprensión de cómo construimos la realidad. 
Sabiendo que la realidad es una construcción mental (apoyada, evidentemente, por hechos) deberíamos ser capaces de intentar mirarla con ojos nuevos. Aprender, de alguna forma, a percibirla de manera beneficiosa. Ser flexible, tener curiosidad por cosas nuevas, escuchar otros puntos de vista puede enriquecernos psicológicamente. Las mentes rígidas tienen más problemas, ya no sólo sociales, sino personales, pues moldean la realidad según sus esquemas, sin permitirse ápice de movimiento.

Todo el mundo nos hemos visto en situaciones en las que a pesar de las evidencias, hemos seguido manteniendo nuestro pensamiento, retorciendo, transformando y ajustando los hechos a la medida de nuestra "realidad". Como en cierta ocasión le ocurrió al profesor Osborn en su laboratorio, en el que un ayudante, incrédulo ante los resultados de un experimento, le dijo al investigador:


- No se preocupe, continuaré repitiendo el experimento hasta obtener el resultado correcto.

(La historia completa aquí)



Éste tampoco veía su maleta roja.