![]() |
Jugador del Villanovense flipando en el Camp Nou |
En el Barcelona, en cambio, se vivía la situación inversa. Evidentemente el Villanovense no era rival para él por lo que con toda seguridad ganarían. Pero, me preguntaba, ¿y si perdían?
Mucho que perder, poco que ganar
Seguro que en alguna ocasión te han hecho una analítica de sangre. Por norma general, esos resultados son satisfactorios y te vas a tu casa como has venido. En cambio, cuando no lo son, las emociones negativas se disparan. ¿Por qué no somos capaces de alegrarnos con la misma intensidad cuando nos pasan cosas buenas? Probablemente porque , al darlas por hechas, no las tenemos ubicadas en el polo de "acontecimientos positivos" sino en el de neutros. Estar bien de salud, tener techo y comida, que nuestra familia está viva... son consideradas por nuestro cerebro como neutras (cuando, evidentemente, no lo son) por lo que nos cuesta más trabajo sentir una intensidad emocional paralela a la que sentiríamos si no lo tuviésemos.
Es decir, imaginad que pierde el Barça contra el Villanovense: los comentarios serían muy negativos, se buscarían culpables, se querrían depurar responsabilidades... La derrota sería un fracaso mayúsculo. La victoria, en cambio, fue un mero trámite y no produjo ni siquiera satisfacción.

Estoy escribiendo sobre esto porque me ha costado mucho tiempo entenderlo. Yo misma me he cachondeado de los Mr Wonderful y he ironizado sobre eso de alegrarse por las pequeñas cosas... pero, en algún momento me di cuenta que no podía esperar a los grandes acontecimientos para ser feliz, básicamente porque en una vida normal (como es el caso) ocurre en contadas ocasiones.
Iba de Barça por la vida amargándome por no haber ganado la Champion y en realidad soy un Villanovense, y oye, a mucha honra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario