Por cada pensamiento negativo, generamos 5 pensamientos positivos (por norma general) tanto del entorno como de quien nos rodea, ¿por qué, entonces, nos centramos en las críticas?
Piensa mal...
Es adaptativo centrar la atención en lo que consideramos negativo de otras personas. Así ha sobrevivido el ser humano miles de años. Se reprodujo quien desconfiaba. Así, es, somos el resultado de parejas de pesimistas y suspicaces. La sociedad ha cambiado mucho y las alertas ya no son tan acuciantes, pero eso nuestro cerebro no lo sabe, por lo que seguimos quedándonos con lo negativo que vemos, y, en muchas ocasiones, es lo único que decimos.
Recibe cumplidos como un regalo. Agradece y no juzgues. |
Haz cumplidos
Hacer cumplidos (ojo, no halagos) incrementa la felicidad y la autoestima no sólo de quien los recibe, también de quien los hace, ya que entrenamos nuestra capacidad para observar lo bueno, lo bello, que hay en las demás. Aprender a captar los pensamientos positivos es un gran paso hacia nuestra felicidad y, de rebote, nos juzgamos de forma más indulgente a nosotras mismas.
Un cumplido sincero, en el momento adecuado, alegra el día a cualquiera y le predispone a hacer lo mismo con otras personas... y contigo. Decir lo bueno que ves en la gente es una forma preciosa de afianzar relaciones de confianza que es uno de los puntos claves de las persona felices.
Acepta cumplidos
Aprender a aceptar cumplidos es uno de los entrenamientos clásicos en habilidades sociales. No todo el mundo sabe hacerlo, ya que creemos que al aceptarlo, podemos pecar de soberbia. Es importante saber recoger el regalo que te ofrecen, sin más, sin juicios de valor, sin excusas, porque aunque no lo creas, quien te rodea tiene derecho a creer que eres una persona fantástica o que has hecho un gran trabajo. Así, mira a los ojos y da las gracias, sin más. ¿Crees que puedes hacerlo?
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