La asertividad es la capacidad de expresar las emociones y los pensamientos defendiendo tus derechos sin olvidar que el resto también los tiene. Es una forma de comunicación eficaz, ya que permite decir lo que tienes que decir sin atacar a la otra persona y a su vez sin sentirnos culpables por dar nuestro punto de vista.
Aprendiendo asertividad
Entender cómo se puede ser más asertiva es fácil, lo difícil es incorporarlo a nuestra rutina, pero como todo en psicología, es cuestión de entrenamiento.
- Debe partir de una observación objetiva más que de una valoración genérica
(no: “siempre me haces lo mismo”
sino: “ayer me dijiste que ibas a venir y no lo has hecho”).
- Debe incluir la denominación del sentimiento que tiñe nuestro ánimo
- Debe incluir la denominación del sentimiento que tiñe nuestro ánimo
(“…por eso, me he sentido muy frustrada, ya que lo tenía todo preparado”).
- Debe hacer referencia a la necesidad personal que late por debajo de ese sentimiento
- Debe hacer referencia a la necesidad personal que late por debajo de ese sentimiento
(“Como tengo muchas cosas que hacer, necesito ceñirme a los planes”).
- Por último, debe abrirse hacia una propuesta de acción factible.
- Por último, debe abrirse hacia una propuesta de acción factible.
(“Te agradeceré que, para otra vez, si no vas a venir, me avises con antelación para reorganizar mi tiempo”).
Los derechos asertivos
Toda persona (sí tú también) tiene derecho a:
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