@skybanyes |
Yo quiero un montón a mi pareja (suerte la mía) pero a veces me pone muy nerviosa, me enfada o ni tengo ganas de hablarle. Me pasa con mi madre, mis amigas y mi hermana, con mi abuelo y mis vecinas. A veces no me gusta la gente que me rodea, porque se comportan de forma errónea (bajo mi punto de vista), porque yo estoy más irascible o porque Saturno está rebelde, qué se yo... entonces ¿puedes no gustarme aunque te quiera?
La losa de la coherencia
Tenemos la idea que nuestra personalidad es un paquete compacto y cerrado, impermeable y rígido que siempre es igual. Para nada. Aunque existen ciertas características relativamente estables, tenemos la capacidad de comportarnos según sea la circunstancia. Y menos mal. Eso no significa que seas menos tú, porque tú no eres 100% fuerte, o valiente o despistada, eres un continuo de esa etiqueta según la necesidad. Tener que comportarte de la misma forma en toda ocasión para sentir que no estás siendo "falsa" es un pensamiento rígido además de agotador.
De la misma forma que no eres todo el tiempo de la misma manera, puede no gustarte en algún momento alguien a quien quieres, porque eso no significa que dejes de hacerlo. Muchas veces, debido a esa falta de flexibilidad, si alguien no se comporta como esperamos directamente se expulsa de nuestra caja personas-a-las-que-amamos sin darnos la oportunidad de entender que no sólo puedo quererte sin que me gustes, es que es positivo que así sea.
Para nota
Sin que me guste ponerme demasiado técnica creo que para terminar de entenderlo tengo que explicar el mecanismo psicológico que está detrás de toda esta idea: la disonancia cognitiva (soy súper fan).
Siempre tendemos a que exista concordancia entre lo que hacemos y lo que pensamos. Si de repente sentimos que estamos siendo incoherentes, de forma inconsciente reestructuramos para que pueda restablecerse la coherencia.
Por ejemplo:
- Yo jamás estaría con un chico que fuma.
Conoces a alguien que te gusta mucho pero es fumador. (La vida dándote en la boca)
Tienes dos opciones: o no estás con él o cambias el pensamiento. Como el ser humano es básicamente cabezón por norma general lo que hacemos es "transformar" la realidad para que quepa en nuestros esquemas previos:
- No fuma tanto
- Va a dejarlo
- Fuma de liar y ese no me molesta
(Pueden parecer frases ridículas, pero intenta por un momento recordar argumentos absurdos que alguien te haya dado últimamente)
Lo que al final hacemos de alguna manera es engañarnos para que quepa en nuestra caja. Justificamos comportamientos en lugar de ser críticas y objetivas con los mismos.
Si me digo:
- Estoy con Fulanito aunque sea fumador- entiendo que es una cualidad no deseable para mí, lo que me permite ser consciente en todo momento que aquello no me gusta en vez de taparlo con medias verdades.
Saber que puedes querer a alguien sin que te guste todo te permite ser más objetiva y flexible con esa persona y nos ahorramos idealizaciones y relaciones tóxicas, que nunca viene mal.
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