Yo no siempre fui feliz



Escribo sobre la felicidad porque yo aprendí a ser feliz. Yo, que genetica, social y/o cognitivamente tiendo al drama, he de decir que me costó encontrar la forma, pero, aun siendo un camino, puedo asegurar que es posible y que soy feliz hoy, que es mucho más de lo que puedo decir de mi pasado.
Con esto quiero poner en valor que todo aquello que escribo no son ideas sacadas de un libro, son trabajos que por mí misma sé que funcionan y que científicamente se ha demostrado que así es.

En una conferencia, Emilio Duró (puedes verla aquí) hablando sobre empresas, explica los pasos que hay que seguir para mejorar tu negocio. Yo extrapolé esos consejos a mi vida personal. Al final, lo que viene a decir, es que, a no ser que seas un genio (lo que no es el caso), lo óptimo es que observes a la persona que tiene éxito en aquello que tú pretendas tenerlo ¡y lo copies! 
Yo empecé a fijarme en personas felices, qué hacen, cómo piensan, cómo se relacionan con la realidad y con quien les rodea... Y, evidentemente, atendiendo a mis necesidades y a mi propia personalidad, adopté conductas. Estaba claro que haciendo lo que llevaba haciendo toda la vida no iba a cambiar nada, porque yo tenía muy claro los referentes de cómo NO quería ser, cómo no tenía que comportarme si lo que quería era era estar bien,  pero la Ley de Flotación no se descubrió mediante la contemplación de las cosas que se hunden.

Por eso, si es que es lo que quieres, encuentra a alguien que conozcas que sea genuinamente feliz (no que lo parezca, que hay mucho de eso hoy en día) y observa. Pregunta, incluso, si puede ser. Comprende por qué es feliz e inténtalo tú también.
Fijémonos en las cosas que flotan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario